En el historial de nuestro cancionero folclórico, don Antonio Tormo ocupa un lugar de privilegio. La mayoría de los sanjuaninos adultos, por no aventurarme a incluir mendocinos, puntanos y otros tantos provincianos, en ciertos momentos de sus vidas tararearon alguna de sus melodiosas canciones. Asímismo innumerables cantores interpretaron sus composiciones.

El admirado interprete nació accidentalmente en Mendoza -departamento de Maipú-, el 13 de septiembre de 1913. Su padre, de oficio tonelero en la antigua Bodega del Globo, se trasladó con su familia, por cuestiones laborales a la vecina provincia y allí vio la luz el futuro trovador. La casa paterna de la familia Tormo estaba situada en la intersección de las calles Paula A. de Sarmiento y Av. Córdoba, esta última en aquel entonces se la llamaba “calle piedra”.

Como es sabido, el inicio de su carrera artística se relaciona con la legendaria “Tropilla de Huachi Pampa” de la cual fue uno de sus integrantes, junto con don Buenaventura Luna -su mentor- Canales y Vaca, entre otros.

Tiempo después se concebiría como solista, floreciendo uno de sus primeros éxitos: el vals “Puentecito de mí río”, escrito por nuestro glorioso huaqueño. Luego continúa con “Amémonos”, canción que logró vender más de un millón de discos.

Pero según sus propias palabras, la composición que lo catapultó a la fama fue “El rancho e’ la Cambicha” en 1950. Don Antonio relataba que la letra de este chamamé, refiere hechos que el mismo vivió, narrando vivencias típicas del trabajador de aquellos tiempos, constituyéndose en una pintura de las costumbres de la época, tales como la indumentaria que menciona: “bombacha bataraza, alpargatas, sombrero bien aludo y pañuelo azul celeste…” .También nos recuerda que la risa característica de esta composición fue un “toque especial” que él incorporó, haciéndola más popular y querida.

Ya en la cúspide de su fama, su auditorio lo llamaba “el cantor del pueblo”, “el papá del los cabecitas negras” o el “cantor de las cosas nuestras”.

Cuando en 1955 la autodenominada Revolución Libertadora derrocó a Perón, Antonio Tormo, como otros cantores identificados con los desposeídos, fue prohibido. Aún así continuó su trayectoria, deleitando a su espectadores con fecundas actuaciones. Nuestro artista poseía o posee una voz exclusiva, armoniosa, que le permite entonar cualquier tipo de canción, y todavía al presente su abundante repertorio consigue embelesarnos y emocionarnos.

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado 
Magister en Historia