La contemplación de las imágenes de Cristo proporciona a los creyentes durante Semana Santa variadas sensaciones que lo inducen profundamente a vivir a su Pasión. La iconografía o la imaginería religiosa sobre Nuestro Señor en Latinoamérica exhiben ribetes de realismo y belleza que acentúan en el creyente su devoción religiosa. Múltiples imágenes que se alzan en los altares son objeto en estos días de veneración, imágenes que suelen ser sacadas en andas de sus templos y escoltadas por multitudes emocionadas, que fervorosamente rezan o lanzan manojos de pétalos de rosas. Así ocurre con las imágenes del “Señor de Buen Suceso” o el “Cristo del Consuelo” en Ecuador. Otro tanto acontece con las representaciones de bulto del “Señor de los Milagros de la Corporación” o el culto al “Señor de la Huanca”, cuyos devotos especialmente campesinos de raíz indígena, les ofrecen los más variados rituales de suplica y de plegarias. En nuestro país, especialmente en la zona del noroeste hay antiquísimos templos coloniales que albergan en sus altares valiosas efigies que despiertan en los creyentes un excepcional recogimiento. Es el caso del culto al “Cristo de Mailín” o el “Señor de los Milagros de Mailín”, en la provincia de Santiago del Estero. Se dice que esta imagen proviene de la escuela de Quito. Su figura posee medidas que hacen referencia a Cristo, por ejemplo su altura es de treinta y tres centímetros de alto. Tal culto no sólo es venerado en sus respectivas fiestas patronales o “encuentros”, sino que también es objeto de peregrinación o Vía Crucis para Semana Santa. En La Rioja durante Semana Santa la manifestación de fe más significativa es la ofrendada al “Señor de la Peña”. Se cuenta que el origen de esta figura es de tiempos inmemoriales. El Jueves Santo es cuando se inician las penitencias, que alcanzan su culminación el Viernes Santo, cuando una multitud irrumpe en la aridez del paisaje riojano dejando en el altar cantidad de velas, cruces y flores a los pies de la antigua imagen. Igualmente en San Luis el “Cristo de la Quebrada” o “Cristo de la Renca”, es visitado por millares de peregrinos quienes cumplen o piden las más variadas promesas o solicitudes. Por último cabe mencionar en nuestra provincia la devoción que es objeto para estos días el valioso “Cristo Negro” o “Señor de la Agonía” del Santuario Arquidiocesano de San José de Jáchal, imagen que fue traída de Potosí en el siglo XVIII. Esta representación aviva en los devotos las más encontradas emociones acerca del misterio de su Pasión.

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia