En Santa Cruz, en las tierras bajas de Bolivia, los agricultores han empacado esta semana sus pertenencias y las han cargado en camiones en un intento por escapar de los incendios que se aproximan rápidamente y que se cuentan entre los peores que ha visto el país.
El país sudamericano ha registrado el mayor número de incendios forestales de los últimos 14 años, con 3 millones de hectáreas ya quemadas en lo que va del año y con la temporada alta de incendios aún por venir.
El vecino Brasil también está sufriendo un tórrido comienzo de temporada, con el peor inicio de registro de incendios en las principales ciudades y en la selva amazónica en 20 años, tras una sequía récord agravada por el calentamiento global.
Estamos “desalojando donde vivo por el fuego”, dijo Guasasi fuera de su casa en Concepción, en el borde de la selva amazónica y una de las zonas más afectadas de Bolivia.
Bolivia ha registrado 36.800 focos de incendio en lo que va del año, sólo superado por el año récord de 2010, según datos de satélite de la agencia brasileña de investigación espacial Inpe, que monitorea incendios en todo el continente.
Bomberos en trajes amarillos han intentado contrarrestar las llamas y evacuar los pueblos a medida que los incendios han ido arrasando el paisaje.
Alrededor de 3 millones de hectáreas han ardido en lo que va del año y se espera que la cifra total para 2024 aumente considerablemente.
Prevención ante el fuego
Sudamérica toda se prepara para una intensa temporada de incendios que suele alcanzar su pico en agosto y septiembre, antes de la llegada de las lluvias primaverales. Tras una sequía que ha secado la vegetación en gran parte de la región, se han producido incendios inusualmente tempranos e intensos.
En Bolivia, muros de llamas envolvieron extensiones de tierra seca en Concepción, mientras un solo helicóptero utilizaba un cubo para hacer frente a las llamas.
Con sus equipos de extinción de incendios desbordados, el gobierno boliviano ha solicitado ayuda internacional. Voluntarios indígenas intentaron proteger las tierras que utilizan para cultivar y alimentar ganado cerca del bosque chiquitano, al norte de Concepción, que se extiende hacia Brasil y Paraguay.
Según Moconho las llamas están teniendo un impacto devastador sobre el suministro de agua y alimentos. “El fuego lo quema todo”.
En la última década, el país ha sido testigo de importantes desbroces de tierras a medida que disminuía la producción de gas, el principal producto de exportación de Bolivia. En su lugar, la atención se ha centrado en cultivos como la soja y la ganadería, gran parte de la cual se envía a China.
El viceministro de Defensa, Juan Carlos Calvimontes, confirmó el miércoles durante una rueda de prensa que casi el 68% de las zonas quemadas eran pastizales.
Por Santiago Limachi y Lucinda Elliott
Agencia Reuters