Fray Justo Santa María nació el 5 de septiembre de 1772 y falleció un día como hoy, 19 de octubre, pero de 1836, a la edad de 64 años. El país, pero sobre todo los sanjuaninos, lo recuerdan a 188 años de su paso a la inmortalidad. Para los especialistas en historia, el prócer nacido en San Juan es uno de los Padres de la Patria, junto a los generales José de San Martín, Manuel Belgrano, luchadores incansables de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A ellos hay que agregarles nombres de patriotas que lucharon por la libertad como Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi, entre otros.
Fray Justo fue el mayor de 10 hermanos. Sus padres, Juan Miguel de Oro y Elena Albarracín, lo llamaron José Justo Regis de Santa María de Oro. Fue tío de Domingo Faustino Sarmiento.
Ingresó al convento Santo Domingo de San Juan cuando tenía 17 años, allí cursó 3 años de filosofía. Cuando iniciaba teología, a principios de 1789, solicitó el hábito dominicano. Más tarde, terminó sus estudios teológicos en Santiago de Chile. Allí, a los 22 años fue ordenado sacerdote. Al poco tiempo se transformó en Maestro General de la Orden. Pero su función se interrumpió en 1812, cuando fue deportado a Cuyo debido a su ideología política, porque era partidario del movimiento independentista. El 5 de junio de 1816, por orden del general José de San Martín, el entonces teniente gobernador de San Juan, José Ignacio de la Roza, organizó la elección del diputado que representaría a San Juan en el Congreso de Tucumán y Fray Justo fue el elegido.
El primer legislador electo
Así, el sanjuanino se transformó en el primer legislador electo en el Río de la Plata. Él aceptó la designación asegurando que deseaba “ser útil a esta ciudad de su naturaleza y a toda su Nación”. En una carta, el joven fraile confesó: “Soy el hombre menos político del mundo”. Sin embargo afirmó que “yo amo a mi Patria más que a mí mismo, así me he sacrificado y me sacrifico”. Y aseguró: “La independencia de América es, conforme a los principios de la razón y la justicia natural, confirmada por la gracia de los Evangelios y el orden de los sucesos humanos”.
Tras la decisión de la Independencia, el 9 de julio, el fraile tuvo su papel más preponderante: fue clave en la elección de la forma de gobierno que adoptaría el recién nacido país. Es que en un inicio los constituyentes habían planteado la conveniencia de la monarquía. Sin embargo, Fray Justo protestó sosteniendo que era preciso consultar al pueblo sobre la decisión. Fue su negativa la que logró frenar el tratamiento y la forma de gobierno monárquica durante el Congreso de Tucumán. Por esas palabras, algunos historiadores afirman la posición republicana del fraile. Otros, en cambio, aseguran que con su frase no tuvo una verdadera posición republicana, sino que fue sólo una simple intención de consultar a los pueblos. Esta posición está respaldada por la postura tomada por fray Justo en la sesión del 4 de septiembre de 1816, cuando terminó emitiendo su voto a favor de la monarquía. Vale aclarar que dicha elección finalmente fue desestimada.
Un promotor del federalismo
Otro de sus grandes aportes en torno al movimiento independentista es que fue suya la moción que adoptó el Congreso de aclamar por patrona de América y protectora de la Independencia Sudamericana a Santa Rosa de Lima.
Sus convicciones eran tan fuertes que, más tarde, cuando ese Congreso se mudó a Buenos Aires, Oro renunció a su cargo y tomó la decisión de regresar a San Juan. Es que era defensor de desarrollar las reuniones fuera de la Capital, para dar verdadera importancia al interior del país teniendo en cuenta el federalismo.
En 1818, luego del Cruce Libertador de Chile, fray Justo fue elegido dominico en ese país, como consecuencia regresó allí. Sin embargo, tras el desastre de Cancha Rayada viajó a Mendoza. El mismo día se produjo la Batalla de Maipú, que dio la victoria definitiva a los patriotas. En ese contexto, el fraile volvió a San Juan, desde donde dirigió la orden religiosa trasandina y en 1819 declaró la independencia de la Provincia Dominicana Chilena respecto del Vicario General de España.
El primer obispo
En 1834, cuando se creó la Diócesis de Cuyo, Justo Santa María de Oro fue nombrado como su primer obispo, de ese modo pasó a la historia como el primer obispo de Argentina. En ese momento había cuatro iglesias en San Juan: la Iglesia Matriz, la Parroquia de Jáchal, la Parroquia de Valle Fértil y la de Concepción.
Como obispo de la flamante diócesis, Oro debió organizarla y creó su Cabildo y su Seminario, un logro enorme debido a las dificultades políticas y la inexistencia de una Constitución que amparara la iniciativa de culto. En los escasos años de su episcopado pudo alcanzar una de sus máximas ambiciones: organizar el monasterio de Santa Rosa de religiosas dominicanas. Para el colegio destinó su casa paterna, aunque la muerte lo sorprendió antes de que pudiera ver su obra. Más adelante, Sarmiento y la hermana de Oro, Tránsito, pudieron poner en marcha su creación. Ambos idearon el programa de educación e iniciaron el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa (actual Colegio Santa Rosa de Lima). fray Justo Santa María de Oro falleció el 19 de octubre de 1836, en San Juan, a las 14 horas tras sufrir una fuerte afección reumática. Tres días después, en la Catedral de San Juan se realizó su funeral. Su cuerpo fue sepultado en la cripta de esa iglesia.
* Reflexión de Domingo Faustino Sarmiento
El 9 de julio de 1838, para conmemorar un aniversario de la Declaración de la Independencia. En el discurso de inauguración y parado al lado del retrato de fray Justo, Sarmiento dijo: “Yo he sido el intérprete de los deseos de la parte pensadora de mi país. Una casa de educación era una necesidad que urgía satisfacer y yo indiqué los medios. Juzgué, era llegado el momento y me ofrecí a realizarla. En fin, el pensamiento y el interés general lo convertí en un pensamiento y en un interés mío y esta es la única honra que me cabe”.
Por José Correa
DIARIO DE CUYO