En un Seminario Internacional sobre el Litio realizado en el año 2017 en Catamarca, junto a mi equipo de la Subsecretaría de Desarrollo Minero de la Nación, desplegamos una mirada en tiempos de euforia tras las decisiones de 2015 en París donde se empezaban a perfilar los denominados minerales críticos. Esos que resultan indispensables para la transición a energías renovables y la electromovilidad en búsqueda de emisiones de carbono neutras. El litio es uno de ellos.
Los contratos por ventas se habían disparado de unos USD 12.000 a más de USD 16.000 cada tonelada de Carbonato de litio equivalente grado batería (LCE) y expresábamos: “El entusiasmo de los inversores, impulsado en gran medida por el aumento de los precios del litio y la creciente demanda del sector de baterías de iones de litio, lleva a los analistas a creer que en los próximos años la demanda de litio aumentará entre el 60 y el 250 por ciento, por lo que el metal continuará en un ciclo alcista de precios por encima de los valores históricos”. Así ocurrió.
Pero también confrontamos mitos y advertimos sobre la abundancia del mineral. El triángulo del litio, de ese que todavía se menciona en los medios de comunicación no existía ni existe. La razón es muy simple, los salares de Uyuni contienen 17 veces más de magnesio que litio en sus salmueras y cuando en un salar la relación es más de 10, los costos de separación tornan imposible que el producto pueda convertirse en un negocio. Dicho en otros términos “Bolivia tiene en sus salmueras recursos no reservas”, y es por eso que no figura en ninguna estadística como país exportador.
Reservas mundiales de litio
Durante las jornadas dimos datos de las particularidades que presenta el litio, su producción y comercialización, sobre tipos de yacimientos y reservas, donde se encontraban las grandes factorías y la importancia de China que concentraba un 62% de la producción de baterías, de lo rápido que habían aumentado las reservas mundiales de litio en función de las expectativas generadas, de las minas y proyectos avanzados en el mundo, de la composición química de los salares y fundamentalmente en nuestro país.
Al final en medio de tanta euforia que disparaba el metro cuadrado de salar a cifras astronómicas afirmamos lo siguiente. El litio es un mineral super abundante en el planeta y que había reservas para los próximos 133 años del consumo proyectado para el 2025 y recursos por 450. Sólo Australia puede abastecer al mundo en los próximos 60 años. Los avances tecnológicos subirán al hidrógeno y surgirán a otros elementos en las celdas de una batería (sodio o grafeno). Que para el año 2040 el 50% del litio provendrá del reciclado. Que existía un exceso de expectativas.
Excesos de expectativas
Así se fue dando, y el precio del LCE grado batería alcanzó los USD 82.000 la tonelada en el 2022. Hasta un Gobernador parado sobre esa burbuja pronosticó que Argentina llegaría a exportar USD 10.000 millones anuales por litio, triplicando al resto de la minería metalífera.
Empresas próximas para entrar en producción comenzaron a recalcular sus proyectos como Puna Mining en la provincia de Salta frente al fin de los excesos de expectativas. Trading Economics señala que la compra al contado de la tonelada de LCE grado batería, ahora en julio, se negocia en China a USD 11.800. Esto sería unos USD 1.500 millones anuales, 7 veces menos que lo que proyectaba el gobernador.
Como también concluimos en aquella jornada de 2017, el litio revolucionó la Puna y era una oportunidad para aprovechar. Se usufructuó y seguirá siendo una actividad esencial para el Desarrollo de una Argentina que habita a más de 3.000 msnm.
Tal vez ahora se entienda si además decimos: Litio: Prohibido delirar.
Por el Ing. Mario Osvaldo Capello
Integrante del Grupo Sarmiento