Todo comenzó cuando en 1879 se autorizó al Poder Ejecutivo Nacional prolongar el Ferrocarril Andino hasta Mendoza y luego el senador Agustín Gómez propuso la necesidad de que el punto terminal de esa línea férrea fuese la Ciudad Capital de San Juan. La gestión se aprobó y satisfizo los anhelos, no solo del legislador, sino de miles de sanjuaninos de entonces. Por ello, el 12 de abril de 1885, el presidente de la Nación, general Julio A. Roca, llegó a San Juan dejando inaugurado oficialmente el ramal con Mendoza.

En ese momento se iniciaría una vida distinta, pero también quedaría atrás mucha nostalgia. Y nacería la histórica Villa del Carril, “tomando el nombre de los antiguos propietarios de las tierras descendientes en cuarta generación de don Salvador María del Carril, quien fuera gobernador de San Juan, en el periodo comprendido entre los años 1823 -1825”, según Adriana Marcela Peña, estudiosa de temas sociales, vecina de esta población y autora de “Entre rieles y viñas” de próxima presentación.

En su obra narra toda esta historia hasta nuestros días con un lenguaje muy ameno que atrapa inmediatamente al lector. En ese sentido, hay un emotivo capítulo referido a la historia de los Del Carril y su descendencia, así como una muy detalla narración sobre el destino del ferrocarril desde su llegada en 1885 hasta su desaparición en 1993.

Así, se conoce que la casa familiar de los Del Carril, la Vinería “Carril Hermano”, la bodega fundada por Agustín María del Carril con sus vinos “Tontal”, “Paramillos” y el aguardiente “Rocío de los Andes”, eran referencias habituales del lugar, hasta 1884, cuando estos terrenos, fundamentalmente los de viñedos, fueron utilizados “para el trazado de las líneas del Ferrocarril Andino, que cruzarían por el centro de la gran propiedad de los Del Carril”.

La empresa ferroviaria era de capitales británicos, “y no siempre la preocupación de los ingleses era el desarrollo de comodidades para los empleados criollos”, señala la autora.

Quizá por eso “solo se construyeron algunas pocas viviendas para el personal jerárquico, que todavía subsisten y que se encuentran sobre calle Las Heras próximas a la estación ferroviaria”, hoy Centro Cultural “Estación San Juan-San Martín”.

“Entre rieles y viñas” integra la “Colección Antologías del Bicentenario” de la Cámara de Diputados de San Juan, compuesta por setenta obras representativas de la literatura sanjuanina seleccionadas por el Jurado del Concurso “San Juan Escribe”.

La villa Del Carril
Sobre como se constituyó la Villa, la autora señala detalladamente que “se conformó con vecinos del centro y una gran ocupación de inmigrantes que llegaron con el tren, más los ferroviarios que allí se instalaron”. Y agrega: “el loteo comienza en el año 1913 y es recién en 1936 cuando Villa del Carril se anexa a Capital”.

La historia continúa para este población y en ese camino la obra de Peña profundiza también en el avance del transporte que “exigió modificaciones profundas en el sistema productivo y de industrialización de la uva”.

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Los recuerdos del doctor Alberto Del Carril contados a la autora indican que su padre Agustín María del Carril Sánchez de Loria, fallecido en 1897, junto a su hermano Justo “heredaron un establecimiento de bodega ubicado en un solar que ocupaba tres cuartos de manzana en la “calle ancha del Sur” (ahora avenida 9 de Julio)”.

Indica también Del Carril que “las vías del ferrocarril ocuparon gran parte de las tierras de mi padre al naciente, las que después fueron nuevamente divididas por el ramal que se desprendió de Marquesado”.

Pero hay que destacar que, con el paso de los años, Villa del Carril es reconocida también por notables habitantes, por su trabajo comunal “y por su protagonismo en los antiguos y elogiados carnavales sanjuaninos con la famosa comparsa “El Clavelito” y “La Quena Villa Rosini”, entre otros grupos que representaban a los vecinos.

Asimismo, Peña aborda la laboriosa existencia de cinco uniones vecinales que representan a los vecinos de Villa Del Carril: Barrio “Santa Teresita” (fundada en 1951), Barrio “Las Margaritas” (1952), “Villa Del Carril” (1965), “10 de Abril” (1966) y “Pedro de Valdivia” (1968).

Familias comprometidas

La obra cita a muchas familias comprometidas con el crecimiento de Villa del Carril, y las citadas uniones vecinales y clubes deportivos tienen su merecido espacio en este trabajo de Peña.

Igualmente los queridos sacerdotes como los padres Ricardo Báez Laspiur, Alfredo Pombo y Mariano Ianelli, fallecidos, el padre Alfredo Ariza Espinar, y luego todas las colaboraciones de los vecinos para la construcción del templo del lugar. Además, está la historia del Sporting Club Estrella y Club Box Sportivo Estrella , fundado en 1934 y “por donde pasaron grandes estrellas del boxeo local”.

Adriana Peña ha transitado por diversos trabajos prefiriendo el trabajo social que gusta realizar desde la política con mucho compromiso y entrega y ahora nos deja esta obra llena de interesantes relatos sobre la evolución de una parte importante de esta capital sanjuanina.