Los servicios de seguridad franceses han estado sondeando a las comunidades de inmigrantes procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas en un esfuerzo por proteger los Juegos Olímpicos de París del grupo armado ISIS-K, o Estado Islámico de Jorasán, dijo el ministro del Interior Gérald Darmanin, confirmando una información publicada la semana pasada.
Darmanin, entrevistado en un artículo de Le Parisien publicado el martes, dijo que el ISIS-K era “sin duda el movimiento más peligroso”, aunque afirmó que las autoridades no habían identificado ninguna amenaza concreta para los Juegos.
El ISIS-K es un ala resurgente del Estado Islámico, que toma su nombre de la región histórica de Jorasán, que incluía partes de Irán, Afganistán y Asia Central.
Para contrarrestar el peligro, Darmanin dijo que los servicios de seguridad habían “examinado especialmente a todas las personas que giran en torno a las 10 nacionalidades de la antigua Unión Soviética”.
La semana pasada, se informó de que los servicios de seguridad franceses se habían apresurado a abordar un punto ciego de inteligencia y a estrechar lazos con los tayikos, los centroasiáticos y otras personas de las antiguas repúblicas soviéticas que viven en Francia.
Varios tayikos y otros centroasiáticos residentes en el país dijeron a Reuters haber recibido llamadas telefónicas u otros contactos de la policía en busca de información sobre ellos y sus comunidades. Este contacto, del que hasta ahora no se había informado, se produce tras dos grandes atentados perpetrados este año en y, según las autoridades, por miembros tayikos del Estado Islámico de Jorasán.
Darmanin también describió algunas de las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades para preparar la ceremonia inaugural del viernes a orillas del río Sena, un acontecimiento espectacular y complejo.
“Hemos comprobado todos los sótanos de los edificios situados a lo largo del Sena en el recorrido de la ceremonia. También se revisaron las catacumbas”, explicó. “Se soldaron miles de tapas de alcantarilla”.
Afirmó que la ceremonia de apertura se celebraría según lo previsto siempre que no hubiera grandes tormentas. Esperaba que la ceremonia de apertura fuera vista por 2.000 o 3.000 millones de personas en todo el mundo, algo en lo que ya se tiene experiencia y que es la carta de presentación del país que organiza los Juegos Olímpicos, un privilegio reservado para unas pocas naciones.
Por Gabriel Stargardter y Pravin Char
Agencia Reuters