Aunque nació mucho después de que las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueran devastadas por las bombas atómicas, Yoshiko Watanabe, de 58 años, no pudo contener el llanto el viernes cuando supo que los sobrevivientes de esa tragedia habían ganado el Premio Nobel de la Paz.

El grupo Nihon Hidankyo de sobrevivientes de la bomba atómica fue galardonado con el Premio de la Paz en reconocimiento a sus esfuerzos por librar al mundo de las armas nucleares y por demostrar, a través del testimonio, que estas armas no deben volver a utilizarse nunca más, dijo el Comité Noruego del Nobel en su mención. Es probable que el premio vuelva a centrar la atención en el legado de los sobrevivientes, conocidos como “hibakusha”, y en el doloroso lugar que Japón ocupa en la historia como único país contra el que se han utilizado armas nucleares. El año que viene se cumplirá el 80 aniversario de los bombardeos de agosto de 1945.

“Son un grupo de personas que transmiten el mensaje al mundo, así que como japonesa creo que esto es realmente maravilloso, y solo puedo expresar mi gratitud a quienes concedieron el Premio Nobel de la Paz a Japón”, dijo a Watanabe, residente en Tokio, mientras lloraba abiertamente en una calle del distrito de Shinbashi.

“Lo siento, no puedo evitar llorar”, agregó.
Cerca de allí, unos trabajadores repartían ejemplares de una edición especial de última hora del diario Asahi que recogía la noticia. Aunque las bombas atómicas supusieron una devastadora tragedia personal para los sobrevivientes, también pasaron a formar parte de la conciencia nacional de Japón.

Muchos japoneses siguen pensando que Estados Unidos debería disculparse por los bombardeos, que mataron a cientos de miles de personas y forzaron la rendición de Japón. Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón renunció al derecho a hacer la guerra por sí mismo y mantiene fuerzas de autodefensa. Depende de Estados Unidos para su protección.

“Como japonés me siento muy feliz”, dijo Ryosuke Kobayashi, de 53 años, que trabaja en una agencia inmobiliaria. “Espero que esto aumente aún más la conciencia mundial sobre la paz”.

Aunque todavía hay más de 106.000 supervivientes de la bomba atómica registrados en Japón hasta marzo, dado que su edad media es de 85,6 años, desde hace tiempo existe la preocupación de que los japoneses más jóvenes y la gente de fuera del país estén cada vez menos familiarizados con las terribles lecciones de Hiroshima y Nagasaki.

“Creo que hay muchas personas que no entienden del todo lo que es una bomba atómica, por lo que creo que Japón debería hacer todo lo posible para concienciar sobre ello”, afirma Tomoko Okuuchi, de 78 años.

“Espero que recibir un premio internacional nos ayude a difundir aún más el mensaje”.

 

Por Irene Wang 
Agencia Reuters