Desde el inicio de los tiempos, la humanidad buscó asiduamente desarrollar herramientas que facilitaran las tareas necesarias, pero repetitivas y tediosas. La tecnología, en este sentido, ha sido un agente de cambio constante, reemplazando procesos y herramientas obsoletas a un ritmo acelerado. Sin embargo, muchos continúan viendo este “reemplazo” como una amenaza, no son capaces de ver el verdadero efecto que tienen estos avances.

En 1960, comenzó a dispensarse la píldora anticonceptiva, un desarrollo que significó un antes y un después en la vida de las mujeres. También la capacidad para profesionalizarse e insertarse en el mercado laboral, logrando la independencia económica, cultural e intelectual. Este es un ejemplo claro de cómo la tecnología aplicada a la medicina logró una transformación que llevaría a una nueva organización socioeconómica y a una manera completamente nueva de producir a escala global.

Inteligencia Artificial (IA)
Una de las tecnologías más discutidas de los últimos años es el Chat GPT, por su capacidad de “reemplazar la capacidad humana de pensar” que provoca un temor que es infundado. Como toda tecnología su aplicación potencia la capacidad de pensar humana, la expande, la hace más eficiente. Antes, investigar un tema podía llevar semanas, meses, o incluso años de acuerdo a la profundidad necesaria. Hoy, con las preguntas correctas, podemos obtener pilas de datos útiles en cuestión de segundos. ¿Qué es lo que reemplazamos?, las horas perdidas en esas tareas, mientras ganamos tiempo de utilizar estos conocimientos para ser más productivos.

Esto se aplica a todas las soluciones que utilizan Inteligencia Artificial, reemplazan la inteligencia humana en acciones que de otra manera serían mucho menos eficientes, como las cámaras de seguridad que pueden reconocer el rostro de una persona con antecedentes penales en segundos. Los trabajadores en seguridad siguen siendo necesarios, pero se adaptan a estas herramientas y su tarea se vuelve mucho más eficiente.

Sin ir más lejos, en Argentina 2 de cada 10 empleos corresponden a las cadenas agroindustriales, el 23% del empleo privado en todo el país (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina). La tecnología reemplazó una tarea, pero permitió el crecimiento exponencial a su alrededor.

Tenemos por delante el desafío de adaptarnos a estas transformaciones, a cada nueva tecnología; ese es el único camino al progreso. Debemos estar dispuestos a aprender y explorar nuevas habilidades, aprovechando las oportunidades que la tecnología nos ofrece. La clave está en abrazar el cambio y aprovechar al máximo las herramientas que tenemos a nuestra disposición.

Por Marcos Victorica
Escritor y emprendedor