El presidente, Dr Javier Milei, fue explícito cuando dijo en su discurso tras cumplirse un año de gobierno, que el equipo económico preparaba una profunda reforma tributaria que reduciría significativamente los impuestos. No solo lo dijo en campaña, sino que lo sigue repitiendo. Tras un intenso año de gestión, eliminó el impuesto PAIS, que caducó el 23 de diciembre pasado. Sin embargo, va por más. El problema, como dicen en el sector empresario, son los tiempos.

Esta rebaja de impuestos debería darse, según afirman los industriales, antes de que muchos sectores comiencen a verse afectados por la competencia de productos extranjeros. Sin Impuesto PAIS, con atraso cambiario, liberación de importaciones y, como si fuera poco, una moneda brasileña altamente devaluada, los voceros de las fábricas argentinas aseguran que no pueden competir, y menos aún con los altos costos internos en materia tributaria, laboral y logística.

Es el reclamo que viene haciendo varias instituciones empresarias desde hace ya varios meses y que a partir de este año intensificará, aprovechando el tono del discurso y las promesas del Gobierno sobre una fuerte baja de impuestos.

Carrera contra el tiempo
La preocupación de los industriales radica en que, si ello no sucede pronto, este año podrían ingresar muchos productos del exterior, básicamente de China, a raíz del crecimiento esperado de la economía.

La inquietud es doble: la pérdida de competitividad para exportarle al mundo y también para vender al mercado interno, frente al ingreso de bienes importados.

En un estudio realizado por varias entidades del sector metalúrgico y que se titula “Eliminar impuestos distorsivos para competir en una cancha nivelada”, el sector hace un repaso de varios rankings mundiales que ubican al país entre los menos competitivos, en base a diversas variables. Específicamente, plantea que los productos salidos de fábrica en la Argentina tienen, en promedio, una carga tributaria del 32%, el doble que en Brasil y México.

A su vez, el estudio precisa que, de esa carga impositiva, un tercio son impuestos distorsivos que no existen en los países de la región comparados. Además, si se considera el precio final que deben pagar los consumidores por los bienes metalúrgicos, el 44%, en promedio, son impuestos.

Por otra parte, el sector agrícola está muy muy debilidtado para hacer frente a todos estos impuestos que forman un muro de impedimentos para poder exportar y mantener el abastecimiento al mercado interno.

Ante esta situación de tantos y elevados impuestos y a modo de ejemplos para la ciudadanía, “El problema es que para poder competir, las empresas deben cubrir diferencias con mejoras en la productividad del 10%, y eso es complejo. En muchos casos, estas diferencias pueden dejarlas afuera del mercado. Por eso es que se habla tanto de nivelar la cancha antes de avanzar con más liberación del mercado, como por ejemplo mayores reducciones arancelarias adicionales”, dijo una fuente de una de las cámaras que participaron en el informe.

La mayor preocupación hoy es China
Por otra parte, remarcan los industriales que en el mundo los países no están siendo neutrales en cuanto a la competencia global. Los países están cuidando sus manufacturas y eso representa una desventaja relativa para los empresarios locales.

La mayor preocupación hoy es China, según fuentes de Adimra. De hecho, el informe detalla que, en la última década, se multiplicaron por 11 la cantidad de medidas de política industrial con afectación al comercio internacional a nivel mundial.

“A su vez, aumentan las medidas de protección frente a la competencia desleal, con China concentrando el 37% del total. Por ejemplo, Estados Unidos anunció aumentos arancelarios de hasta el 100% dirigidos a “sectores estratégicos” (semiconductores, vehículos eléctricos, baterías, metales básicos, minerales críticos y varios productos médicos.

“Este estudio fue realizado con el aporte de cámaras que representan la industria metalúrgica: fabricantes de maquinaria agrícola, acoplados, tubos y perfiles, construcciones livianas de acero, línea blanca, electro y gasodomésticos, autopartes y envases de acero, principalmente. Estas industrias junto con la automotriz nuclean más de 17.000 empresas, en su mayoría pyme, que generan USD 11.500 millones en exportaciones y más de 350.000 empleos directos.

La experiencia internacional muestra que no hay país desarrollado del mundo que no tenga una industria fuerte”, dice el informe en su introducción.

* El informe de la UIA
La UIA dio a conocer recientemente, un informe sobre cómo está posicionada la Argentina en materia de competitividad en varios aspectos. Los resultados fueron negativos. El trabajo abordó el “costo argentino” y enumeró cinco cuestiones puntuales: Inestabilidad Macroeconómica; Falta de Financiamiento; Presión Tributaria; Costos de energía e Infraestructura.

En la comparativa con los países de la región y economías desarrolladas (como Estados Unidos, China y Alemania), la Argentina obtuvo números desfavorables en prácticamente todos esos aspectos que analizaron y que impactan en la competitividad externa.

Un estudio del Instituto Internacional para el Desarrollo de la Gestión (IED) reveló que la Argentina se ubicó anteúltima entre 67 países analizados, solo por encima de Venezuela.

Y, si bien coinciden con el trabajo que realiza el Gobierno para normalizar la macroeconomía, “la macro es sólo el principio. Se necesitan políticas micro, como el reciente anuncio de un proyecto de Ley de Promoción de Inversiones y Empleo para Pyme”. “La agenda que viene es la que nos permitirá generar un verdadero entorno competitivo: bajar la carga impositiva, el costo laboral no salarial, potenciar el financiamiento al sector privado y reducir los costos logísticos”, dijeron los industriales a través del documento.

Fuente: UIA

Por Redacción
DIARIO DE CUYO