Una vieja copla reza lo siguiente: “y una madrugada mirando hacia el cielo, don Martín de Güemes salió a pelear. Y la polvareda es su grito de triunfo nubes de bravura que al viento van…”. Hace 203 años aquel gaucho indomable moría luego de una cruel agonía, rodeado de sus fieles gauchos.

Es innegable que nuestra patria se forjó en Cuyo y en el norte argentino. En este punto se conjugan las figuras del Libertador, la del líder gaucho y Manuel Belgrano. Güemes, de ascendencia española, fue el segundo hijo varón de don Gabriel Güemes Montero y de doña María Magdalena de Goyechea de la Corte.

Nacido en febrero de 1785, siendo niño ingresó como cadete en la compañía del Regimiento Filo, emplazado en Salta, “la linda”. Desde entonces prácticamente comenzó su carrera, cuando esta tierra nacía. Luchó contra los ingleses cuando invadieron Buenos Aires, en 1806 y 1807, teniendo un protagonismo valeroso y temerario. A posterior se incorporó a la gran causa, cobrando mayor relevancia su rol, cuando conoció a José de San Martín, quien se hizo cargo de la vanguardia patriota efímeramente en reemplazo de Manuel Belgrano. Igualmente, y antes, peleó en nuestra primera victoria, la batalla de Suipacha.

En aquel norte, Güemes es uno de los pioneros en poner en práctica lo que se designa como “guerra de guerrillas o guerra de recursos”, la cual consiste en “la acción sorpresiva de los guerrilleros, atacando los flancos, destruyendo las retaguardias, cortando las comunicaciones, privando de aprovisionamientos y apareciendo y desapareciendo como centellas….”.

En esta táctica participó la población en su conjunto incluidas las mujeres. Estos sucesos de nuestra historia los glorificó con el calificativo de la “Guerra Gaucha” la cual tuvo como escenario geográfico el norte Argentino y el Alto Perú, conformando uno de los episodios de nuestro pasado considerados como auténticas epopeyas.

“Los paisanos se precipitaron a su encuentro, gritando con delirante entusiasmo ¡Güemes! ¡Güemes!…..¡Viva nuestro General! . Y lo rodearon, unos de rodillas, descalzándole las espuelas, otros besando sus manos, otros el puño de su espada”.

> El afecto de los gauchos
Era sobrecogedora la influencia que ejerció sobre sus gauchos y el cariño que estos le profesaban. La escritora salteña Juana Manuela Gorriti en ocasión que Güemes arribaba a la casa de sus padres nos legó estas letras: “los paisanos se precipitaron a su encuentro, gritando con delirante entusiasmo ¡Güemes! ¡Güemes!…..¡Viva nuestro General! . Y lo rodearon, unos de rodillas, descalzándole las espuelas, otros besando sus manos, otros el puño de su espada”.

En cuanto a su vida privada, Güemes contrajo matrimonio el 15 de julio de 1815 con una bella mujer, Carmen Puch, llamada “digna compañera de Güemes”.

Carmen pertenecía a una de las familias más ricas de Salta y se consustanció con los ideales revolucionarios. Cuentan los historiadores que fue la hermana de Güemes-Macacha o Magdalena-, la que ofició de intermediaria o celestina entre la futura pareja. La hermosa joven tenía sólo 18 años, en tanto que su esposo llegaba a los 30.

Es profuso el epistolario de ese matrimonio, cartas llenas de amor y cariño, ella lo amaba profundamente, se amaron con devoción. Tuvieron tres hijos: Martín, Luis e Ignacio. Cuando Carmen supo de la muerte de su marido entró en un estado depresivo y solía ataviarse con su vestido de novia, en un acto de nostalgia y tristeza. Una pulmonía puso fin a sus días con sólo 25 años.

> EL fin del general Güemes
La muerte de Martín de Güemes fue producto de una celada y una traición. La historiadora Lucía Gálvez, relata estos hechos detalladamente: “Comprendiendo que se trataba de una emboscada, desenvainó el sable y “con la rabia de un tigre acorralado” saltó por encima de las dos hileras de soldados (…). Atropellando a quienes le impedían el paso, atravesó banda a banda la columna enemiga.

Las balas que habían destrozado su ropa y su gorra parecían respetarlo. Pero la segunda descarga, una bala perdida le dio en la cadera derecha atravesándola hasta la ingle. Abrazado al cuello de su caballo galopó hacia la Quebrada de Burgos”. En este derrotero fue encontrado por sus gauchos, quienes lo acostaron en una camilla de palos. De ahí lo llevaron a su hacienda de La Cruz.

Como expresamos, varios días duró su agonía, aún así, les hizo un postrero pedido a sus fieles gauchos: que sigan con la lucha hasta terminar con los enemigos. Según los expertos, Güemes murió producto de una septicemia, pues una infección en aquellos años solía ser mortal, otros historiadores expresan que era hemofílico, aunque esta última hipótesis recientemente ha sido descartada. Falleció el 17 de junio de 1821.

Su muerte puso en peligro la libertad de América. El espíritu de Güemes está vivo en los salteños, en aquel gauchaje que viste al presente esos ponchos rojos, color “sangre de toro”, con la franja negra en señal de luto, por quien fuera y lo será por siempre su líder y arquetipo criollo.

 

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia
(Bibliografía: Gibelli, Nicolás, Crónica Histórica Argentina. Buenos Aires, 1968, Codex, Tomo 2. Boletín Güemesiano Digital, abril, año 24, Edición N° 277. Frías, Bernardo. Historia del General Martín de Güemes y de la provincia de Salta de 1810 a 1832. Salta, S/E, 1902.)