La violenta tormenta de agua y granizo de gran tamaño que azotó la ciudad de San Juan y alrededores, a pocas horas de la Navidad del pasado año, el lunes 23 de diciembre, provocó numerosos daños. Lo sufrió la arboleda del radio céntrico, automóviles y cartelería de comercios. Más allá de las corridas y caídas de varios transeúntes en su camino a guarecerse durante casi quince minutos que duró el fenómeno.
La inusual postal sanjuanina incluyó tambien muchos comerciantes bajando sus persianas para proteger las vidrieras del granizo que, en muchos casos, superó el tamaño de un huevo.
Y si bien una ciudad moderna como la nuestra no suele padecer demasiadas consecuencias en los días de lluvia, en esta ocasión la tormenta fue calificada de “monstruosa” por algunos meteorólogos.
El director de la institución, licenciado Daniel Izasa, no ha dejado de hacer gestiones y consultas ante distintos organismos en la provincia tanto oficiales como privados y se muestra esperanzado en el apoyo, pero muy preocupado por el paso del tiempo sin poder resolver el problema.
Destrucción generalizada
Quizá por esa gravedad del fenómeno, uno de los edificios más antiguos como la bella casa de la Alianza Francesa padeció una destrucción generalizada de sus techos e interiores como nunca antes.
El impacto de la caída de agua y granizo en las condiciones citadas provocó destrucción de techos y notables deterioros internos que hoy hace imposible mantener una actividad normal, de acuerdo con una institución cultural de las características de la Alianza.
Se ha perjudicado seriamente la biblioteca, escritorios, vestíbulo, aulas, muebles y otros rincones del interior que hoy, a más de dos meses de ocurrido, no puede comenzar a restaurarse por falta de fondos. Más grave se convirtió la situación cuando volvió a llover con intensidad en enero, febrero y hace pocos días a comienzos de marzo.
El director de la institución, licenciado Daniel Izasa, sobrino bisnieto del ex gobernador de San Juan Amador Izasa (1917-1919), no ha dejado de hacer gestiones y consultas ante distintos organismos en la provincia, tanto oficiales como privados y se muestra esperanzado en el apoyo. Pero muy preocupado por el paso del tiempo, sin poder resolver el problema, más aún cuando están comenzando las actividades educativas en todo el país.
Patrimonio histórico y cultural de San Juan
Este edificio, que sobrevivió a los terremotos de 1944 y 1977 sin verse afectado en ambos casos, fue declarado en 1997 “Bien de Interés Cultural Arquitectónico” por la municipalidad de la Ciudad de San Juan y en 2006 “Patrimonio histórico y cultural de la provincia de San Juan” por Ley Nº 7745 del Poder Legislativo provincial.
Construido en el siglo XIX, fue adquirido a principios del XX en un remate público, según las actuales autoridades, por la señora Petrona Aguiar Gallastegui de Camacho Pavón, cuya familia habitó la casona hasta 1956. Fue ese año en que se puso en venta y fue comprado en 1957 por la Alianza Francesa, que ya existía en domicilios particulares de esta Ciudad. Estaba presidida en esos momentos por Cordiano Carratú, siendo tesorero Francis Langlois, propietario de bodegas en el departamento Pocito.
Los fondos para la adquisición provinieron en un 75 % del estado francés y el resto con fondos propios y donaciones de socios como Francis Langlois.
Un rica historia con figuras de la época
La Alianza poseía para entonces una larga historia en esta provincia, iniciada en 1903 con miembros en la primera Comisión Directiva como el coronel Jorge Fontana, Rosario Ruiz Vidart (hija del ex gobernador Hermógenes Ruiz Cano), entre otros.
De la mano del primer presidente, Charles Bauden, se comenzaron a dictar clases de francés junto a otros franceses radicados aquí, según nos informa Izasa. Y es, precisamente Baiuden, quien la refunda en 1933, después de la Primera Guerra Mundial. Le acompañaron entonces otras grandes figuras de la época como el ingeniero Rogelio Boero, el padre Juan Videla Cuello, entonces rector del Colegio Nacional y la profesora Carmen Peñaloza de Varese, entre otros.
Vale recordar que hablamos de una institución sin fines de lucro y único centro oficial de enseñanza del francés en la provincia, dotado de una nutrida biblioteca, con permanentes exposiciones, charlas, conferencias y la existencia también en el atractivo edificio del restaurante “La Madeleine”, “petit bistró y casa de té”, donde se degustan especialidades de la gastronomía francesa con productos frescos de estación.
La urgencia por conseguir financiamiento para la restauración causa preocupación en las autoridades y personal ya que, también revelaron, no se trata de una gran suma de dinero porque no implica nuevas construcciones.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista