En artículos anteriores dijimos que la educación de la efectividad y la sexualidad comienza desde la “cuna”, es decir, es un proceso ininterrumpido desde el nacimiento, que tiene lugar constantemente. En efecto, el ser humano es esencialmente un ser que se ha de educar. Así como en el comienzo de su vida biológica el ser humano está nueve meses en el vientre de la madre formándose, creciendo (útero biológico) así también, necesita estar muchos años en el “útero espiritual” que es la familia donde crece y madura vinculado a un ámbito humano del cual toma los elementos para su desarrollo madurativo y realización personal.
Los niños, niñas y adolescentes de hoy se enfrentan a muchos retos relacionados con la educación ética (la “ciencia de las costumbres”), principalmente el aumento de la agresividad, el bullyng o acoso escolar, la pornografía y el sexo precoz, los problemas con el alcohol y la droga, y la adicción a la tecnología.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 24,8% de los niños españoles entre 11 y 18 años sufren o han sufrido acoso escolar. Según los especialistas, no tomar medidas para corregir estas conductas en edades tempranas, hace que los niños vayan adquiriendo un modelo de relación interpersonal tóxica y depredadora, basada en la fuerza y en la imposición, que va consolidándose con los años. Detectar esta situación en casa y en la escuela, se vuelve un factor clave para la prevención y lucha contra esta problemática. El bullyng siempre constituye una violación grave de los derechos, degrada la dignidad del ser humano y puede tener unas secuelas difíciles de solucionar en el devenir vital del individuo.
Adicciones
Otro de los retos éticos es el uso del alcohol por parte de los más jóvenes. Cada vez es más fácil acceder a este producto y la ingestión de esta bebida es más descontrolada entre ellos, llegando a casos trágicos, como se ven constantemente, a desenlaces graves y muertes o comas etílicos. Los especialistas comentan que los adolescentes ven en el consumo de alcohol un billete en primera clase a la desinhibición moral, a la osadía, a la diversión sin límites; en suma, a la libertad sin barreras éticas. A esto se suma el consumo de drogas, como marihuana, cocaína y drogas de diseño, que tantos estragos está generando entre los niños y jóvenes en la actualidad.
Otro problema ético es la adicción al Internet y a los dispositivos digitales. Existen estudios realizados en varios países que muestran una creciente y global preocupación al respecto, resaltando un uso compulsivo de los móviles y de sus aplicaciones, lo que notoriamente se observa en las escuelas, donde cada joven tiene su móvil en la mesa, y como consecuencia, se distraen y no atienden por estar mirando la pantalla, y por ello, no aprenden ni aprueban. En varios países se ha prohibido ya la presencia de teléfonos en las aulas como elemento distractivo. La línea que separa el uso del abuso se torna delgada e imperceptible hasta tal punto que los problemas que ocasionan superan a las soluciones.
Por último, existe el problema ético de la pornografía y el sexo precoz, con una visión banalizada y reduccionista de la sexualidad en la búsqueda del mero placer sexual y una concepción del cuerpo como “objeto de placer” y satisfacción de los “bajos instintos”, cada vez es más frecuente en los adolescentes. La falta de madurez hace que se conviertan en juegos las propias relaciones sexuales, sin tener en cuenta enfermedades de transmisión sexual, embarazos y otros problemas derivados.
Por Ricardo Sánchez Recio