En artículos anteriores dijimos que la educación afectivo-sexual es una “educación para el amor”, y, por lo tanto, forma parte de la educación integral del ser humano, tanto en la familia como en las instituciones educativas. Vimos que es responsabilidad de los padres abordar conversaciones con sus hijos adolescentes sobre la pornografía en el uso de las redes, aplicaciones y dispositivos; estar alertas y prevenirlos a tiempo de esta realidad que los amenaza. Esta tarea puede parecer tediosa, difícil, incómoda y vergonzosa, pero la realidad es que los hijos agradecen que sus padres les cuiden, sean referencia y les den una formación afectivo-sexual coherente con la realidad que viven.
Queremos referimos ahora al llamado “porno fake”, o sea, el uso de imágenes con inteligencia artificial (IA) para falsearlas con contenido pornográfico. Me refiero a los casos que aparecieron este año de adolescentes que, utilizando fotografías, “desnudaron” con IA a sus compañeras de colegio, viralizando las imágenes. Es una problemática en alza: la difusión no consentida de imágenes y de contenido íntimo entre menores y el correspondiente ciberacoso. La alteración con IA de imágenes se ha vuelto cada vez más común en las escuelas secundarias. La oleada de casos comenzó en el segundo semestre del año, cuando la IA ya se había instalado en las aulas porteñas.
En efecto, recientemente desde el Ministerio de Educación porteño se lanzó un protocolo para prevenir y frenar la violencia digital en las escuelas y colegios públicos y privados. Deberán implementarlo ante casos de violencia digital o cualquier acción llevada adelante a través de redes sociales, correos electrónicos, plataformas de mensajería o sitios web con el propósito de acosar, intimidar, humillar, discriminar, difamar o vulnerar los derechos de una persona.
En el caso de que se detecte algún supuesto caso de violencia digital entre los alumnos, el procedimiento sugiere que la escuela tendrá que registrar por escrito la situación, detallando lo que dijeron los estudiantes involucrados y también detallando las intervenciones que realizó. Además, tendrá que entrevistar a los familiares de los chicos en instancias separadas, para informarles de la situación y de las medidas que tomará. Y asesorar a quienes hayan resultado víctimas sobre los canales de comunicación con la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas.
Las autoridades escolares evaluarán si la conducta amerita una acción restaurativa y/o sancionatoria conforme a lo que prevé el Sistema Escolar de Convivencia y el proyecto escolar. Las pautas que puede aplicar a los agresores llegan, según la gravedad del hecho, hasta la separación transitoria del estudiante que hubiera cometido el hecho.
El protocolo enfatiza además que la escuela debe trabajar desde los espacios de participación haciendo hincapié en el buen uso de las redes sociales e internet, en el respeto a la intimidad y en la noción de lo público y lo privado, y conformar espacios de reflexión ética que permitan generar acuerdos y compromisos para una mejor convivencia.
Por Ricardo Sánchez Recio
Orientador Familiar. Profesor de Química. Lic. en Bioquímica.