En vísperas de la votación sobre los aranceles de la UE a los vehículos eléctricos fabricados en China, Pekín empleó un extraño enfoque como amenazante, de zanahoria y palo, para tratar con el bloque de los 27. Esa estrategia es amenazar con represalias comerciales mientras engatusaba a los principales Estados de la Unión Europea (UE) para que entablaran conversaciones individuales sobre acuerdos e inversiones.
El posible golpe de los contraaranceles a los productos de la UE recaerá sobre todo en Estados como España, Francia e Italia, que han expresado su apoyo a los aranceles a los vehículos eléctricos, y que exportan grandes cantidades de carne de cerdo, productos lácteos y brandy a la segunda economía mundial.
Miembros de la Unión Europea como Alemania, Finlandia y Suecia, que no han presionado a favor de los aranceles, sentirían menos el impacto, con poca exposición a los artículos de exportación señalados por China.
Táctica China parece estar funcionando
El poder de convencimiento chino sobre algunos mandatarios parece rendir frutos. En especial con los de idiología socialista-comunista. Tal es el caso del presidente socialista del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien concluyó su visita a China sentándose en un vehículo eléctrico chino y afirmando que era un “honor”. A continuación, instó inesperadamente a la UE a reconsiderar su postura.
Según una fuente del Gobierno español, la delegación de Sánchez se marchó con la sensación de que “España es más importante ahora” y que estaba cerca un acuerdo sobre los aranceles a sus productos porcinos.
Como endulzante, una empresa china acordó construir en España una planta de 1.000 millones de dólares para fabricar maquinaria destinada a la producción de hidrógeno, un aparente respaldo a las ambiciones ecológicas de España.
Con la carne de cerdo y los productos lácteos, China maximiza el “costo político interno” para los países que votan a favor de imponer aranceles a los vehículos eléctricos, afirmó Mei Xinyu, economista residente en Pekín, ya que el sector agrícola suele desempeñar un papel en la política de la UE.
Las exportaciones de carne de cerdo, productos lácteos y brandy de la UE a China ascenderían a unos 10.000 millones de dólares en 2023, aunque no todos los productos de esas categorías estarían sujetos a aranceles. El año pasado, las exportaciones del bloque a China ascendieron a más de 280.000 millones de dólares.
Tiempo de crisis
China, que aún siente el pellizco de los aranceles estadounidenses impuestos durante la era Trump, no quiere una guerra comercial con la UE. Pero Pekín ha dejado claro que lucharía si Bruselas impone aranceles adicionales a los vehículos eléctricos de hasta el 35,3%. Se trata claramente de una medida extorsiva para los paises de ls UE.
Los vehículos eléctricos fabricados en China exportados a Europa aumentaron un 38% en 2023, hasta 656.000 unidades, incluidos los envíos a países no pertenecientes a la UE. Europa representó más del 40% de los vehículos eléctricos enviados desde China el año pasado, según cálculos de Reuters basados en datos de la Asociación China de Automóviles.
China necesita que al menos 15 miembros de la UE, que representen el 65% de la población, se opongan a los aranceles en una votación que se celebrará en octubre. Pero las posiciones dentro de la UE siguen siendo diversas. Algunos Estados pequeños mantienen la calma. Otros dan prioridad a los lazos más cercanos.
Por Joe Cash y Ellen Zhang
Agencia Reuters