Una investigación de la Universidad de Columbia reveló que experimentar enojo puede provocar una contracción temporal de los vasos sanguíneos, un efecto que podría aumentar el riesgo a largo plazo de enfermedad cardíaca.
“Si usted es una persona que se enoja todo el tiempo, tiene lesiones crónicas en los vasos sanguíneos”, señaló el líder del estudio, el Dr. Daichi Shimbo, cardiólogo del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. Su equipo llevó a cabo experimentos en los que se monitorizó la actividad de los vasos sanguíneos mientras las personas estaban en estados de ira o mal humor frente a estados de ansiedad, tristeza o emociones neutras.
Descubrieron que un estado mental de enojo estaba relacionado con una incapacidad temporal de los vasos sanguíneos para dilatarse (relajarse) como deberían. Estos efectos duraron hasta 40 minutos después de que terminara el episodio.
“Durante mucho tiempo hemos sospechado, basándonos en estudios observacionales, que la ira puede afectar negativamente al corazón. Este estudio en adultos sanos ayuda a llenar un vacío de conocimiento real y muestra cómo esto podría ocurrir”, dijo Laurie Friedman Donze, psicóloga y funcionaria de programas en la División de Aplicaciones Clínicas y Prevención del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), que financió el estudio.
Evitar la enfermedad cardíaca
La investigación “también abre la puerta a la promoción de intervenciones para el manejo de la ira como una forma potencial de ayudar a evitar la enfermedad cardiaca, la principal causa de muerte en este país”. El estudio aparece en la edición del 1 de mayo de la revista Journal of the American Heart Association, y en él participaron 280 residentes adultos sanos de la ciudad de Nueva York menores de 74 años.
El grupo era joven, con un promedio de 26 años de edad, y no tenía antecedentes de enfermedad cardiaca ni de factores de riesgo cardiaco importantes, como hipertensión, colesterol alto o diabetes. Todos los participantes fueron monitoreados para detectar cambios en los vasos sanguíneos en sus brazos dominantes, y luego se les pidió que participaran en charlas o lecturas muy personales de ocho minutos que provocaron varios estados emocionales: ira, tristeza, ansiedad o ninguna emoción intensificada en absoluto (el grupo de control).
El grupo de Shimbo encontró que la dilatación sana de los vasos sanguíneos se inhibía cuando la gente estaba enojada. Esto no se observó entre las personas en estados de ansiedad o tristeza, anotó el equipo. Los investigadores anotaron que el deterioro de la dilatación es con frecuencia un precursor de una acumulación peligrosa de grasa en las paredes arteriales, conocida como arterosclerosis. Eso puede aumentar las probabilidades de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
“Son estas lesiones crónicas (vinculadas con la ira) a lo largo del tiempo las que podrían provocar efectos irreversibles en la salud vascular y al final aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca”, señaló Shimbo en un comunicado de prensa del NHLBI. Dijo que aún no está claro cómo la ira afecta la dilatación de los vasos sanguíneos. Tal vez active el sistema nervioso autónomo, las hormonas del estrés o la inflamación de las arterias, dijo Shimbo.
“Solo investigaciones posteriores pueden revelar los mecanismos exactos”, añadió.
¿Podrían los estados emocionales positivos, como la alegría o la risa, contrarrestar los efectos nocivos de la ira en el corazón? Investigaciones posteriores también podrían dilucidar esa pregunta. Mientras tanto, la gestión de la ira siempre es una buena idea para la salud mental y física, dijo el equipo.
El ejercicio físico, el yoga, la respiración profunda y la terapia cognitivo-conductual (TCC) son vías potenciales para una vida con menos mal humor o ira, dijo Donze.
Por Ernie Mundell
HealthDay Reporter –
New York Times
Fuente: Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos.
> Cómo rebatir el discurso de odio con el ChatGPT
Por Laura López
Agencia EFE
La Universidad española de Jaén creó un sistema generativo del lenguaje -al estilo ChatGPT- entrenado para responder los discursos de odio en redes sociales para desmontarlos, un modelo que se presentará ante la Comisión Europea como parte de un proyecto europeo liderado por el Gobierno español.
“Ningún humano sería capaz de hacerlo mejor”, asegura en una entrevista con la Agencia EFE la catedrática de Informática María Teresa Martín, una de las impulsoras de este sistema, el primero de estas características en español. El modelo está dirigido por organismos estatales de España y las universidades de Barcelona (UB) y de Valencia (UV), entre sus socios.
Su objetivo es mejorar la capacidad de las autoridades para identificar discursos de odio en línea y fortalecer las contranarrativas hacia estos mensajes motivados por el racismo, xenofobia, islamofobia, antisemitismo y antigitanismo.
La aportación del grupo de investigación Sistemas Inteligentes de Acceso a la Información (SINAI) de la Universidad de Jaén consiste en una herramientas de inteligencia artificial basada en sistemas de procesamiento del lenguaje natural.
Responder mejor que “censurar”: surgió desde la observación, desde el punto de vista sociológico, de que la práctica habitual de las plataformas de eliminar los mensajes de odio o colocar una etiqueta de “contenido inapropiado” no resulta la más adecuada.