En épocas de la colonia hubo en nuestro suelo una importante red vial que sirvió para conectar apartados parajes a los principales núcleos poblacionales o a las villas de aquellos remotos tiempos. Estos antiguos caminos también conformaron circuitos económicos o de comercio, que permitieron a San Juan ofrecer sus productos y además proveerse de manufacturas. En esta incipiente red caminera cumplieron una importante función las postas o sitios de descanso, como así también algunos pasos que permitieron traspasar el caprichoso río San Juan, cuando las circunstancias lo requerían. Muchos de estos puntos son conocidos, ya han sido estudiados, y están registrados en la cartografía histórica o en publicaciones especializadas, otros, sin embargo, han quedado un tanto sumidos en las sombras del pasado y no forman parte de la memoria histórica. Sólo hay ciertas referencias de ellos en determinados mapas, u obras históricas, o algunos están atesorados en la oralidad.

Entre estos importantes puntos, hago referencia a dos de ellos, que tuvieron vital significación durante el siglo XIX y parte del XX. Uno de ellos es conocido con el nombre de “Paso de Camargo”. Dicho acceso permitía atravesar el rió y está ubicado en la parte norte de Chimbas, en la localidad del Mogote. Este paso fue utilizado como camino durante el invierno, cuando las aguas del río mermaban, y en verano se constituía en vado, posibilitando atravesar las aguas. Así se vinculaba la zona de la Chimbera, con la de La Cañada en el departamento de Albardón. Su nombre deriva de una antigua familia del lugar, y con el transcurso del tiempo su nombre se institucionalizó. El “paso Camargo” está relacionado con notables hechos históricos locales, por ejemplo por ahí pasaron las tropas del General Mariano Acha en agosto de 1841, para librar la cruenta batalla de Angaco. Su utilización continuó hasta no hace muchos años, especialmente por los agricultores albardoneros, quienes se valían de él, para llevar sus productos a la Feria Municipal.

El otro lugar son los llamados “Ranchos de Arancibia”, emplazados en el límite entre Jáchal y Albardón, casi al comienzo de la actual ruta 436. Este paraje fue una finca que poseía represas que se llenaban con aguas trasladadas sacrificadamente de las termas de Talacasto. No obstante cuando se tenía que transitar la extensa distancia que separaba nuestra ciudad capital de Jáchal, los “Ranchos de Arancibia”, servían para hacer una parada, recuperar fuerzas y proseguir el derrotero en la madrugada.

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia