Brasil lanzó la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza durante el desarrollo de la Cumbre del G20 en Río de Janeiro, informó un funcionario del gobierno brasileño, con 41 miembros participantes iniciales que se comprometen a sacar de la pobreza a 500 millones de personas mediante transferencias de efectivo y sistemas de protección social.
La iniciativa reúne a países desarrollados, ONGs e instituciones financieras para donar dinero y experiencia a los países necesitados. La intención es eliminar a todas las naciones del mapa del hambre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para 2030.
Los líderes del grupo de las mayores economías del G20 se reunieron en Río de Janeiro ayer y hoy para su cumbre anual organizada por Brasil, cuyo gobierno ha hecho de la lucha contra el hambre en el mundo una prioridad junto con el cambio climático y la reforma de la gobernanza multilateral.
El ministro brasileño de Desarrollo Social, Wellington Dias, dijo el jueves último que es probable que la alianza alcance su objetivo de 100 países en los próximos meses, con más de 50 naciones preparando actualmente planes para unirse.
“Tienen que presentar un plan con proyectos eficientes y bien conocidos que reduzcan efectivamente la pobreza”, dijo Dias.
El funcionario reconoció la desconfianza existente entre donantes y receptores, citando la preocupación por los resultados concretos y las promesas incumplidas.
“Hay desconfianza hacia los organismos de la ONU”, dijo, y añadió que se considera que los países desarrollados hacen demasiado poco. “Así que tenemos que crear expectación, y eso es lo que estamos haciendo”, añadió.
Dias afirmó que el problema no es la falta de fondos, ya que el mundo invierte unos 100.000 millones de dólares al año para luchar contra la pobreza y el hambre.
El problema es que las inversiones están demasiado fragmentadas y se asignan de forma ineficaz, dijo. El Banco Mundial calcula que se necesitarán 179.000 millones de dólares para alcanzar el objetivo en 2030, añadió.
Las iniciativas propuestas incluyen ampliar los programas de transferencia de efectivo para llegar a 500 millones de personas, proporcionar comidas escolares a otros 150 millones de niños y asistir a 200 millones de niños de hasta 6 años y mujeres embarazadas con programas de salud.
Países como Brasil, Ghana, Zimbabue, Kenia, Chile, Indonesia y la República Dominicana ya han presentado sus planes. Entre los donantes figuran Alemania, Francia, Reino Unido, Noruega, España, la Unión Europea e instituciones como el Banco Mundial, la FAO y el Programa Mundial de Alimentos.
Por Lisandra Paraguassu
Agencia Reuters