El declive económico de la Argentina desde el siglo XX hasta hoy la coloca como dueña de un triste récord global: es el país que más cantidad de años en recesión ha experimentado desde 1950 hasta la actualidad.

Son datos recopilados por el Banco Mundial, en un reciente informe donde analiza las causas y los efectos del retroceso económico de la Argentina, que muestra un registro devastador: en los últimos 73 años, pasó uno de cada tres en recesión, un registro que supera al de otros países incluso menos desarrollados, como Chad, Venezuela o a República Democrática de Congo.

Esa dinámica macroeconómica negativa en la Argentina en las últimas décadas también se refleja en los indicadores de ingresos del país: según el Banco Mundial, en 1948 el PBI per cápita del país era del 84% del promedio de las 10 economías más grandes, y hoy ese valor es del 34%, lo cual muestra el atraso relativo local frente al desarrollo mundial.

> Más crisis que todos los países del mundo
“Esa característica genera altísima volatilidad del PBI y del ciclo económico. Es un país que tuvo muchas crisis, más que todos los países del mundo, aun con algunos picos de auge que se presentan después de las caídas”, describe Daniel Reyes, economista senior del Banco Mundial para la Argentina y uno de los encargados de la producción del informe, que arroja otra conclusión contundente: si el país en los últimos 50 años hubiera igualado el ritmo de crecimiento promedio de América latina, hoy su PBI per cápita sería un 60% superior.

“Esa dinámica afecta las decisiones de los agentes económicos, cuando uno piensa en temas de inversión, que es algo fundamental como motor de desarrollo y de crecimiento económico: cuando el ciclo es tan volátil, es complicado tomar decisiones de largo plazo”, agregó el economista, quien enfatizó en la necesidad de que Argentina recupere el equilibrio fiscal para generar las condiciones de crecimiento sostenible en el mediano plazo.

Esa es una de las claves que, de acuerdo con el Banco Mundial, resultan indispensables para que la Argentina rompa con la tendencia declinante y genere condiciones para una expansión económica, dinamizada por la inversión y la generación de empleos. Es que en los últimos 50 años, el país creció a un promedio del 1,8% anual, debajo del 3,2% promedio que registraron el resto de los países latinoamericanos.

“La política fiscal ha tenido un rol fundamental en la volatilidad del crecimiento de Argentina, en especial por el lado del gasto”, con énfasis en el carácter “procíclico” (crece más en épocas de expansión y se contrae en recesión, profundizando esas tendencias). (Informe Banco Mundial)

> Conclusiones del informe
“Un nuevo horizonte de crecimiento”, elaborado por el equipo técnico del Banco Mundial, establece tres premisas fundamentales para la Argentina: mejorar la política fiscal, reduciendo la prociclicidad del gasto público; profundizar la integración comercial, con mayor competitividad de las empresas locales; y cultivar el capital humano, ampliando los recursos destinados a educación y formación de trabajadores para competir en el segmento de la economía del conocimiento.

“El capital humano de Argentina es el componente más importante de la riqueza nacional, pero sus Indicadores de Capital Humano (ICH) han ido empeorando con el tiempo”, advierte el informe, sobre un factor que, aún con ese deterioro, ubica al país entre los mejor posicionados de la región: el índice de Desarrollo Humano argentino (a 2019, últimos datos disponible) es de 0,85. Es el mayor valor de la región junto a Chile, y por encima de Uruguay (0,82), México (0,78) y Brasil (0,77).

>Apoyo con advertencias por la “calidad” del ajuste
Según los economistas del Banco Mundial, una de las claves del deterioro económico de la Argentina se vincula con el desequilibrio fiscal acumulado a lo largo de los años, que implicó recurrir al endeudamiento y la emisión monetaria para su financiamiento. Eso generó episodios de crisis financiera y aceleración inflacionaria, que explican en parte la caída en el nivel de actividad.

Según datos del Banco Mundial, cada recesión en la Argentina desde 1950 a la actualidad duró en promedio 1,6 años. En términos de actividad, cada una implicó una caída de 4% del PBI.

“En economía, la política fiscal y monetaria son las dos herramientas para estabilizar la macro y es urgente que la Argentina las recupere. En las últimas siete u ocho décadas, nunca el país ha logrado combinar al mismo tiempo política fiscal sostenible, tipo de cambio libre e inserción al comercio internacional alto. Y tratar de acercarse hacia esa dirección nos parece súper relevante para lograr crecimiento estable e inclusivo”, explicó Julián Folgar, analista del Banco Mundial, especialista en temas de desarrollo macroeconómico.

En ese sentido, destacaron el foco de la gestión de Javier Milei en mantener el equilibrio en las cuentas públicas. “La idea de volver a la sostenibilidad y darle grados de libertad a la política monetaria es la dirección correcta. Después está la decisión de cómo se hace eso, en la arena política, pero recuperar la sostenibilidad la consideramos muy relevante”, agregó Folgar.

No obstante, el especialista advirtió sobre la “calidad” del sendero de consolidación fiscal y planteó la necesidad de atender en partidas clave como la educación o la infraestructura. “La calidad del ajuste es una preocupación, en el sentido de que hay temas como la inversión pública que están vinculadas con la capacidad del país para crecer”, dijo el especialista.