Vivir casi dos décadas en Chile no fue una anécdota en la larga y tan fecunda vida de Domingo Faustino Sarmiento. Tampoco representó para los chilenos una visita eventual de un argentino. Todos conocemos de sus viajes y su permanencia allí para salvar su vida, así como de su influjo en el vecino país. Pero entre tantos que han abordado esos años de exilio del sanjuanino, dos escritores chilenos muy reconocidos se detuvieron a escribir sobre él y lo hicieron desde cerca, tratándolo o investigando su herencia cultural trascendente.
José Victorio Lastarria (1817-1888) y José Guillermo Guerra Vallejos (1871-1936 ), destacados escritores chilenos, cada uno con una rica trayectoria intelectual o política, coincidieron en expresarse con rigor sobre el sanjuanino más importante de nuestra historia y el único comprovinciano que llegó a la presidencia de la República (1868-1874).
Lastarria era un pensador liberal, escritor, catedrático, intelectual y político, diputado en siete períodos y senador en dos en el Congreso de la República de Chile. Pero además, fue ministro de dos presidentes y embajador de Chile en Perú.
Por su parte, Guerra ha sido reconocido como un escritor y abogado con notables aportes desde lo jurídico a la cultura chilena y latinoamericana. Impactado por el perfil del autor de “Facundo”, Guerra lo estudió, se presentó y ganó un concurso binacional en homenaje a Sarmiento, a finales del siglo XIX.
Esa obra vencedora del concurso se denominó “Sarmiento, su vida y sus obras. Primera biografía post mortem”, y fue publicada por primera vez en 1901.
La introducción del libro es de Jorge Pinto Rodríguez, Premio Nacional de Historia del vecino país, y el prólogo del abogado y escritor argentino Marcelo Aristeo.
El libro llegó a ser presentado en dos oportunidades en San Juan, en el Museo y Casa Natal de Sarmiento, recordando entonces las palabras del escritor chileno, José Guerra cuando reflexionaba que “Sarmiento fue minero, traductor y promotor de grandes reflexiones culturales tanto en el Norte de Chile como en el resto de Latinoamérica”.
El libro en San Juan
El libro llegó a ser presentado en dos oportunidades en San Juan, en el Museo y Casa Natal de Sarmiento, recordando entonces las palabras de Guerra cuando reflexionaba que “Sarmiento fue minero, traductor y promotor de grandes reflexiones culturales tanto en el Norte de Chile como en el resto de Latinoamérica”.
Y así continua reflexionando este autor en el libro citado: “Las ideas de reforma preconizadas por Sarmiento contribuyeron en gran manera al progreso de Chile, naciente en aquellos años, porque popularizaban nociones que antes solo formaban parte del patrimonio intelectual de un reducido numero de personas ilustradas. Al mismo tiempo y paralelamente con aquella obra ostensible, ruidosa y preñada de sinsabores, ejecutaba Sarmiento otra más modesta, pero no menos fructífera en el campo de la educación de la juventud, fecundo para su acción y propaganda”.
A su vez, el primero de los escritores mencionados aquí, Lastarria, retrataba así al Maestro de América: “El hombre realmente era raro: sus treinta y dos años de edad parecían sesenta por su calva frente, sus mejillas carnosas, sueltas y afeitadas, su mirada fija pero osada a pesar del apagado brillo de sus ojos, y por todo el conjunto de su cabeza que reposaba en un tronco obeso y caso encorvado. Pero eran tales la viveza y la franqueza de la palabra de aquel joven viejo, que su fisonomía se animaba con los destellos de un gran espíritu y se hacia simpática e interesante.
El interés por ese gran hombre
Tanto nos interesó aquel embrión de gran hombre que tenía el talento de embellecer con la palabra sus formas casi de gaucho, que pronto nos intimamos con él”.
Más adelante, Lastarria agrega en su publicación sobre Sarmiento que “mientras sostiene descomunales batallas desde la prensa, el tempestuoso plasmador de ideas y de espíritus escribe monografías sobre “Educación de la mujer’, reimprime “Métodos de lectura’, silabarios y cartillas de uso local, traduce del francés con destino a la infancia “La coincidencia de un niño’ y “La Vida de Jesucristo’, para agregar más adelante: “Sarmiento da a luz su propio “Método de Lectura Gradual’ en el cual millones de niños -yo mismo entre ellos- aprendieron a leer, y lo complementa luego con una “Instrucción para los maestros”’.
Volviendo a José Guillermo Guerra, sobre el final de su valioso testimonio llega a decir: “Fue carácter distintivo de Sarmiento como escritor, la franqueza y valentía, cuando no la destemplanza que gastaba para combatir los errores de todo género que constituyen el sentido común de estos pueblos americanos”.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Fuentes: “La mayor gesta de la historia del Norte Infinito. Sociedad Patrimonial “Pedro Pablo Godoy” (Coquimbo); “Paisajes y Figuras de San Juan’, Juan P. Echagüe, editorial Tor, Bs.As.