Cuando los chicos empiezan a entrar en la adolescencia, las familias comienzan a enfrentarse con sentimientos encontrados. Por un lado, se alegran de ver que son más independientes, pero por el otro lado les es raro pensar que ellos ya no son sus ‘niños’. Entonces se preguntan: ¿En qué momento crecieron tanto? ¿Dónde están esos niños que antes los miraban con cara de admiración?

Ese niño obediente se convierte en un adolescente que desafía, cuestiona, que no hace caso, que no pregunta, que pide explicaciones cuando se le da una penitencia o se le niega algo. Sus hijos se convierten en desconocidos que los enfrentan, critican y desvalorizan.

Se ponen en tela de juicio las normas y los permisos. Todo pasa a ser relativo, digno de ser discutido y descartado. Los adolescentes empiezan a ver a sus referentes adultos como personas reales, con defectos y debilidades. Así comienza un mundo nuevo de preocupaciones, de preguntas y cuestionamientos.

¿Qué es la adolescencia? La adolescencia es el momento donde el ser humano cambia de caparazón, quedando sin defensa por un tiempo. Es por eso que esta es una etapa donde los chicos se sienten tan vulnerables, en donde se encuentran en la búsqueda de la propia identidad, hasta que van, poco a poco, encontrándose, tanto en el espejo propio, como en el espejo social, las herramientas para fabricar ‘un nuevo caparazón’. En esta etapa, sus pares, su grupo de amigos, se convierten en los nuevos referentes.

La adolescencia es una mutación que genera un duelo, y los duelos producen sufrimientos. Es un momento donde los chicos creen que pueden con todo, sienten, por un lado, que pueden con todo, con una fuerza increíble que los impulsa. Pero, al mismo tiempo sienten mucha fragilidad. Es una etapa en donde los adolescentes habitan en la ambivalencia entre necesitar ser cuidados y atendidos como niños, y la de tener libertad, sin ningún tipo de control. Esta lucha interior, duele y causa angustia.

Desde mi opinión, como profesional de la psicopedagogía sostengo que, frente a esta revolución, es clave la presencia contenedora de sus adultos de referencia, siendo fundamental acompañarlos y compartir sus preocupaciones sin que esto signifique posicionarse como amigos de ellos. Los adolescentes necesitan adultos responsables que los guíen, poniéndoles límites cuando sea necesario.

¿CÓMO ACOMPAÑARLOS?

* Estando disponibles.

* Escuchándolos, evitando los sermones.

* Siendo sinceros y auténticos, mostrándose imperfectos.

* Disfrutando de pasar tiempo de calidad con ellos.

* Demostrando confianza en sus hijos.

* Resaltando lo positivo de sus conductas.

TAREA PARA LA CASA

 * Escríbanse una carta a su yo de la adolescencia.

* Escríbanles una carta a sus hijos adolescentes.

Cada casa es un mundo, y cada familia educa a sus hijos de la manera que puede y le parece mejor. No hay para todos los interrogantes una única respuesta.

Cada familia tiene que encontrar su camino.