Las medidas preventivas son el mejor resguardo ante las contingencias naturales, mucho más si los fenómenos pueden anticiparse para que la población tome los recaudos necesarios. Por eso sorprende que en una provincia caracterizada por ser azotada por uno de los vientos más destructivos y, consecuentemente, más peligrosos, como es el Zonda, no disponga de un sistema que implemente medidas con el tiempo suficiente para protegerse, luego de que el Servicio Meteorológico lance el alerta.
Si bien es cierto que los boletines meteorológicos nos anticipan estos pronósticos y algunas emisora de radio se encargan de advertirlo, la población no tiene muy en claro su significado y la mayoría de las veces no repara en los cuidados que tendría que adoptar frente a una alteración climática de magnitud, como la originada por este viento huracanado.
Los sanjuaninos conocemos las consecuencias del Zonda, pero siempre nos sorprende sin la posibilidad de evitar sus violentas ráfagas, que deberían ser advertidas por un dispositivo de alerta con medidas efectivas. Por ejemplo para las escuelas y actividades al aire libre, el control de campos con pasturas que se incendian por la alta temperatura y la bajísima humedad y el ordenamiento vehicular, con lo cual se evitarían accidentes y se minimizarían los daños.
Los organismos públicos específicos, provinciales y municipales, deben tener una participación activa en la prevención, como ocurre en lugares con bruscas alteraciones climáticas cíclicas, caso de los tornados en EEUU, donde las autoridades disponen de un sistema de alerta temprana que ha creado conciencia para preservar vidas y bienes.
