La Asamblea General de la ONU instituyó el 27 de enero de cada año como "Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto". La fecha coincide con la liberación de los sobrevivientes del campo de concentración de Auschwitz. En esta oportunidad el lema es: "75 años después de Auschwitz: Recordación y enseñanza del Holocausto en pro de la justicia global".
Me viene a la memoria una experiencia educativa en este punto. Hace unos años, un alumno me preguntó sobre las razones de la incorporación de un tema en el programa de estudio. El tema en cuestión era el Holocausto judío perpetrado durante la segunda Guerra Mundial. Le sorprendía que en una universidad católica hubiese espacios de debate acerca la historia de un pueblo, cuya religión es distinta a la nuestra. Recuerdo el silencio de los compañeros y el deseo de encontrar razones reflejado en su rostro. No había lugar para el silencio pedagógico ni para dogmatismos intolerantes. Así que juntos empezamos a analizar argumentos. Rápidamente, advertimos que en su pregunta estaba la clave de la respuesta, resumida en tres palabras: católica, distinta y debate.
<BF>1- Católica: <XB>viene del griego Katholikos, que luego se latinizó en Catholicus, y significa "universal". El Cristianismo es un llamado a todos, sin excepción ni acepción de persona. Por otro lado, nuestra "comunidad de origen", hijos del mismo Padre, nos permite afirmar que todos tenemos la misma dignidad. Las diferencias, en este caso religiosas, no alteran aquella dignidad. De allí que la ignominia del Holocausto nos afecta a todos como humanidad, no sólo a los seis millones de judíos asesinados, en razón de su religión.
<BF>2- Distinta:<XB> Del latín. Distinctus, significa que algo o alguien es diferente. Pues bien, es cierto que profesamos cultos distintos, pero cuando oramos pidiendo o agradeciendo, en hebreo o latín, ambos desde la fe, dirigimos nuestra plegaria al mismo Dios.
He aquí una breve reflexión. Sucede a veces que nos empeñamos más en dividir que multiplicar, en restar que sumar. Y de tanto fragmentar, excluir, separar, pareciera que la dignidad humana es una sombra reflejada en una pared, tal como la alegoría de Platón (El mito de la caverna, "La República"). En ese sentido afirmamos que hay algo de épico y osadía en la docencia. Promover la libertad interior y el gozo de buscar la verdad, requiere esa cuota de audacia del docente (Alfonso Sánchez Tabernero: "Una Universidad de identidad cristiana"; Universidad de Navarra, 2019). Sólo así podremos alejarlos de las ataduras de los prejuicios. Porque en definitiva, la verdad libera y está siempre fuera de aquella caverna.
<BF>3- Debate: <XB>esta tercera palabra, debate, es una herramienta vital en los ambientes universitarios. El aula es un espacio de encuentro entre libertad y verdad. El debate amplio de ideas se da precisamente en este contexto de libertad y de búsqueda. No se dialoga ni debate con quien piensa igual. El verdadero diálogo se da con aquel que es distinto de mí. Lejos de atemorizarnos y atemorizar por esta apertura al diálogo, debemos promover esta actitud indispensable para formar ciudadanos responsables.
Al finalizar la clase pregunté si alguien quería cerrar con una frase que resumiera el tema abordado. Una alumna, mirando al compañero que inició el debate, dijo una breve pero contundente metáfora: "Yo estuve en Auschwitz". Al salir del aula, la joven me esperó y en el oído me dijo: – Profe, no soy judía, milito en un movimiento católico, ¡pero en Auschwitz estuvimos todos! Y me sonrió serenamente, con esa certeza que da la fe.
Por Miryan Andújar
Abogada y docente universitaria
