Si algo producirá el decidido ingreso de José Luis Gioja al tablero electoral de este año, eso es un contundente desplazamiento de aspiraciones.

No estaba en los cálculos de nadie hasta hace bien poco que, en persona, el gobernador saliera a ocupar el casillero mayor de la boleta electoral. Sí aparecía de manera inocultable que su figura y su decisión serían la autopista central de lo que ocurrirá en las urnas, pero no que lo hiciera de manera personal y que obligara a todos los anotados a correrse.

Acaba de quedar claro que el gobernador saldrá a jugar el partido este año, a no ser que ocurra alguno de estos imprevistos:

– Que la operación enmienda en la Legislatura no consiga número para ser aprobada, pese a que Gioja dispone holgadamente de más de los dos tercios de las voluntades requeridas, con lo cual habría de desatarse una verdadera convulsión política.

– Que una vez aprobada por los diputados resulte rechazada por la gente en el plebiscito, para el que todas las encuestas predicen un amplio margen de apoyo, excepto las operadas desde un sector del giojismo que asombrosamente se opusieron a la reelección de su líder (¿ex líder?).

– Que se apruebe la enmienda y después Gioja decida por algún motivo no utilizar la re-re, lo que sería difícil de explicar.

– Que con enmienda y todo el sanjuanino resulte llamado desde las alturas nacionales para acompañar a Cristina en la fórmula nacional y él acepte. Una opción que no habrá que dar por descartada.

Si nada de eso ocurre, habrá lugar para uno menos en la oferta electoral del oficialismo: los que esperaban alguna señal para sentarse en la poltrona más importante del gobierno, además de los que en cascada figuraban para ocupar las vacantes.

Entonces, son tiempos estos de ir recalculando las distancias para los candidatos a la sucesión, mientras el plan de la re-re sigue avanzando y sufrió una pequeña demora -estaba pensado lanzarla el miércoles pasado y lo anunció el viernes- por ciertas cuestiones de timming: alguna caricia a los diputados, por ejemplo.

El trabajo de redefinir plazos es para los que figuraban como piezas de recambio en el oficialismo este mismo año: los intendentes Marcelo Lima y Sergio Uñac o el senador César Gioja. Deberán ahora poner destino al 2015 en reemplazo de la fecha más tentadora, el cercano 2011. Y ese trabajo supone para algunos una demora, y para otros una cancelación.

– Marcelo Lima: Es uno de los hombres de mayor confianza de Gioja, y uno de los que más suena en el caso de que el gobernador no siga. Por lo tanto, el nuevo escenario lo obliga en pensar a más largo plazo. ¿Y mientras tanto? Todo hace suponer que podrá dedicarse a buscar su propia reelección en la Capital, mientras espera que se haga el 2015.

Es largo el camino y cuatro años resultan una eternidad en materia de política doméstica, pero para él sería ideal que se mantengan las condiciones actuales, de Gioja fuerte y esta vez sí impedido de seguir. Si es así, volverá a correr con ventaja.

– Sergio Uñac: Otro jinete del caballo del comisario. Fue en todo el proceso el dirigente que mejor midió, haciendo conjugar su juventud con su gestión en Pocito. Y seguramente el futuro le tiene reservado un espacio en las grandes ligas si es que el actual oficialismo provincial se las ingenia para perdurar.

Su desafío será encontrar un espacio donde disfrutar de cierto lucimiento, ya que lleva dos gestiones y la re-re no opera para los intendentes. Por lo tanto, deberá abandonar su patria chica, esa que lo proyectó.

Si Gioja concreta lo que anunció de ser él quien encabece la fórmula provincial, en esa lista habrá un lugar para el nombre de Uñac: no sólo por lealtad, sino por conveniencia electoral.

Aunque debe pasar el trago de un cargo legislativo -poco afín a sus aptitudes ejecutivas-, será tenido en cuenta como pieza de recambio para el proyecto giojista. Otro caso de vuelo demorado.

– César Gioja: el hermano del gobernador no se cansa de repetir -en público y en privado- que la chance para suceder a José Luis pasa exclusivamente porque eso ocurra este año. Eso explica muchas de las cosas que se vieron por estos días: cierta ansiedad en su campamento para seguir el día a día de una decisión que no les pasa ni cerca, como es la del gobernador por seguir. Antes de su furia desatada por Twitter cuando conoció la decisión y apareció con frases que hicieron empalidecer a cualquier opositor.

El hermano mayor sabe que su edad lo condiciona para que el 2015 se le convierta en algo muy lejano, aunque nunca es conveniente ser terminante.

No fue precisamente una buena noticia para el entorno de César ir descubriendo de a poco la voluntad de José Luis, escuchada finalmente por cadena. Y fueron reaccionando en consecuencia: adjudicando conspiraciones, saliendo a sostener un incomprobable rumor de que a Cristina no le cae bien la re-re de Gioja, o difundiendo encuestas según las cuales la gente no está dispuesta a apoyarla.

En el caso de que la re-re del gobernador no se encuentre con algún obstáculo insalvable, el del senador resulta un claro ejemplo de vuelo cancelado a menos que él en persona le gane la interna.

Los tres dirigentes citados son sólo los casos de quienes voluntaria o involuntariamente quedaron anotados como sucesores de José Luis Gioja en el oficialismo, y que por designio del destino debieron reformular sus planes con el jefe en la pista. Ahora ellos, forzados a pensar en una espera de 4 años -que a algunos moviliza más que a otros, es cierto, porque hay a quienes no les va la vida en convertirse en gobernador- deberán compartir territorio con los que ya habían dado por perdido el plazo del 2011 pero en secreto comenzaron a hacerse ilusiones con el 2015.

Uno de esos ejemplos es Jorge Mayoral, el secretario de Minería de la Nación que coquetea todo el tiempo con la idea de zambullirse a la pista política provincial. Mayoral entra y sale. Y dispone de una operación generosa en la provincia que por momentos lo lleva a confrontar en silencio con el gobernador.

De fuerte vínculo con Julio De Vido -su jefe-, Mayoral pone todas sus fichas a la influencia nacional sobre la provincia. Sabe que allí están sus chances, si es que los K consiguen borronear la territorialidad de Gioja. Hasta ahora, la buena sintonía entre la presidenta y el gobernador ha convertido en imposible que se desconozcan. Pero esa es una relación a la que hay que regar todas las mañanas.

No se ha marchitado en lo que va de etapa post-Néstor y pocos síntomas hay de que se pueda estropear en el corto plazo. Por lo tanto, las chances del secretario de Minería en el terreno político de San Juan parecen destinadas a dejar pasar el turno y apuntar cañones al 2015, sin despreciar que la interna abierta de este año pueda ser una ocasión para posicionarse.

Otro dirigente con expectativas para dentro de 4 años es Ruperto Godoy. El diputado nacional no viene del palo estrictamente giojista, pero ha sabido acomodarse a los tiempos y ha jugado siempre a favor de los intereses del gobernador.

Y a la vez ha cultivado buenas conexiones a nivel nacional, al punto de entreverarse en corrientes de opinión de kirchnerismo puro. Promedia Godoy el interés nacional si es que para el 2015 hay brotes verdes en el kirchnerismo capaces de poner condiciones, y el interés provincial por su buena conexión con Gioja.

Y al final están los que pueden crecer desde algún cargo importante en los próximos años, como Cristian Andino. Y los que puedan aparecer, si se entiende que en la vida hay pocas cosas definitivas.