
Desde mayo de 1946 el voto en la Argentina pareció dar un vuelco inesperado, el voto racional cambió por un voto de "cantos de sirena y de esperanza de una vida mejor", lo cierto es que el voto debe ser "la vida mejor", pero "vida mejor" basada en realidades sociales y económicas concretas. En donde autorizamos a nuestros gobernantes a que administren nuestros recursos económicos ordenadamente e inviertan en infraestructuras por el bien del conjunto social. Sin embargo, lejos de ocurrir eso, se comienza con el discurso demagógico y de "justicia social", que elimina totalmente "el mérito", mérito de adquirir bienes con el esfuerzo propio y pasar a obtener "chucherías" regaladas por el Presidente (la masa ignorante siempre creyó que los "regalitos" los hacía el Presidente, como si este se metiera la mano en sus bolsillos para adquirirlos) cuando la realidad es que estos gobernantes populistas y demagógicos, "manoteaban" los recursos del Estado, fruto de los impuestos, y dilapidaban en bicicletas o pan de Navidad y sidra. Pero convengamos también que "un vueltito" se dejaban ellos, inaugurando así el nacimiento de una dirigencia corrupta.
Esta costumbre se fue arraigando tanto en muchos ciudadanos, que de a poco, terminaron acostumbrándose y exigiendo al Presidente de turno que era obligación de ellos regalar bienes adquiridos con dineros del Estado nacional, creando así la falsa cultura de la falsa "Justicia social".
"La justicia social es el acceso equitativo a los derechos y oportunidades", esto significa igualdad de acceso a la educación, a la salud, a toda la infraestructura del País y sobre todas las cosas, igualdad al acceso laboral, esta es la verdadera "Justicia Social". Justicia social no es que nuestros gobernantes "anden por la vida" regalando mercadería, colchones, heladeras, camas, calefones, cocinas, bicicletas, etc., etc., todo comprado con lo que la gente de trabajo paga con sus impuestos.
"La justicia social es el acceso equitativo a los derechos y oportunidades", esto significa igualdad de acceso a la educación, a la salud, a toda la infraestructura del País y sobre todas las cosas, igualdad al acceso laboral, esta es la verdadera "Justicia Social".
Degradación de valores
Con este tipo de política populista, demagógica y dádiva, comienza la verdadera degradación de valores, permítanme y me disculpo por el ejemplo, pero creo que sirve para el entendimiento de todos: ¿Qué clase de hombre sería yo, si trato de seducir a una dama drogándola?, de la misma forma pregunto: ¿Qué clase de político sería yo, si en lugar de convencer con la razón, lo hago regalando colchones?, realmente, a mí personalmente se me caería la cara de vergüenza. El "seducir" a una dama o un electorado, se debe hacer bajo el imperio de la palabra y la razón, dejando a nuestro interlocutor que decida bajo su autoconvencimiento.
Convencer con dádivas lleva a la pérdida de dignidad de las personas, los lleva a que adquieran bienes sin esfuerzo propio y perdiendo de a poco la "cultura del trabajo" y obligando al Estado a que le sigan dando, pensando, falsa e ignorantemente, que esos son sus derechos.
Por otro lado, está aquel político que utiliza la metodología de la dádiva, que para aquellos que tenemos un mínimo de instrucción, esa actitud nos demuestra, simple y llanamente, que sólo son oportunistas, vividores e inútiles, oportunistas de la necesidad de la gente, vividores porque su objetivo es vivir de un cargo del Estado e inútiles porque muchos de ellos son universitarios que no pueden o quieren desempeñarse en sus profesiones y dejan entrever otro rasgo de ellos, vagancia.
El voto emotivo
Las emociones son "disposiciones fisiológicas y mentales disparadas en el cerebro en respuesta a la significancia percibida de una situación o un objeto para los objetivos del individuo". Las emociones serían respuestas breves en el tiempo que varían de acuerdo a la interpretación individual de cada situación. Lo cual se diferencia de variables como la identificación partidaria y el nivel socio-económico, las cuales son predisposiciones de largo plazo.
En las últimas PASO pudimos observar un voto, que, a mi criterio, es netamente "emotivo" e irracional, ya que los libertarios ganaron en donde las condiciones socio-económicas de los votantes son totalmente adversas, esas son las grandes villas y asentamientos de CABA. Lo peligroso de este voto es lo que yo llamo "El voto al Mesías".
Señor lector, "El Mesías" en términos políticos no existe, hoy la Argentina no da más y nos merecemos una última oportunidad y dar un voto racional basado en posibilidades reales y seguras, y es obligación de todos involucrarnos y sobre todas las cosas asistir a votar. Dejemos de quejarnos sólo en los cafés y vayamos todos en octubre a ejercer el bien más preciado de todo ciudadano que es el voto.
Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista