Numerosas personas tienen problemas judiciales o son multadas en Gran Bretaña, sólo porque llevan una cruz colgada al cuello, o porque desean vivir según los dictados de la propia fe cristiana. Después de la azafata de la compañía "British Airways” despedida por llevar una cruz; del psicoterapeuta y consejero matrimonial Gary MacFarlane; de la pareja de hoteleros cristianos Peter y Hazelmary Bull, por nombrar algunos, la prensa inglesa han informado de un nuevo ejemplo de cristianofobia, en este caso, fobia a la cruz.
El periódico "Mail on Sunday”, reveló que el pasado 17 de abril una de las cooperativas constructoras más grandes de Gran Bretaña, la "Wakefield and District Housing” (WDH) con sede en Castleford, abrió un expediente disciplinario contra uno de sus empleados, Colin Atkinson, porque se niega a quitar la discreta y sencilla cruz del parabrisas de uno de los vehículos que él maneja en la empresa. Está a punto de ser despedido acusado de "un grave error profesional”, a pesar de un historial de servicios impecable.
Este hombre frecuenta una iglesia protestante pentecostal y sus problemas laborales se iniciaron el año pasado, cuando la empresa, que tiene 1.500 empleados y gestiona más de 30.000 casas en el área de Wakefield, pidió a sus empleados que no muestren la cruz en los vehículos de la compañía ya que ella podría ofender a la gente o dar a entender erróneamente que se trata de una "organización cristiana”.
Como observó otro diario inglés, el "Daily Mail”, el caso resulta increíble, ya que en cambio, el director de la WDH decoró sin problemas su oficina con un manifiesto del revolucionario Che Guevara. Además, la cooperativa es una promotora convencida de políticas llamadas "inclusivas”, participa con puestos y kioscos en manifestaciones para los derechos de los homosexuales y permite a sus dependientes llevar otros símbolos religiosos, como por ejemplo el turbante de los sikh, religión india que se desarrolló en el contexto del conflicto entre las doctrinas del hinduismo y del islam.
En estos tiempos de la civilización y del reconocimiento de los derechos humanos, resulta absurdo que una persona sea perseguida y amenazada con ser despedida por haber mostrado un discreto símbolo religioso que identifica a los cristianos.
