Nunca como mañana habrá tantos periodistas internacionales en San Juan, una ciudad desconocida para la gran mayoría de ellos.

Nunca como ahora se irradiará desde San Juan tanta información captada no sólo por Latinoamérica sino por todo el mundo.

Nunca como ahora el nombre de San Juan figurará en tantos lugares a la vez.

Nunca, y probablemente nunca más, los paisajes y los edificios que conviven entre nosotros todos los días serán la geografía que acompañará a la información mundial.

No hubo y seguramente no habrá en muchos años tantas líneas en los diarios o segundos de televisión en vivo desde San Juan como los habrá ahora.

Como se ve, se trata de mucho más que cierta incomodidad doméstica la visita de al menos 8 presidentes regionales en la provincia a partir de mañana para la cumbre del Mercosur ampliado. Que dejarán una ciudad literalmente tomada por los dispositivos de seguridad, pero dejará también una fecha en el calendario que será repasada por las generaciones de jóvenes, como aquel día en que San Juan fue vidriera mundial y llegaron algunas figuras políticas globales que estarán anotadas entre las de mayor trascendencia de la época.

Sí, claro que hasta ahora el evento se presenta lejano a las pasiones populares. No puede suponer un interés extremo un temario presidencial plagado de asuntos de alta política internacional, condimentado con la segura dificultad del ciudadano sanjuanino de a pie para tomar contacto directo con esta cita histórica.

El costado provechoso vendrá del lado de los contornos: de cómo luce el flamante Centro Cívico incorporado a la fisonomía ciudadana hace bien poco, para decorar a tantos presidentes; de los ojos de la televisión continental puestos en San Juan; de ese pecho hinchado por formar parte de la agenda mundial y anotar el nombre de la provincia en una cita de las importantes. Será la inscripción de San Juan en la era global. Prepararse entonces para contar a hijos y nietos alguna anécdota del día en esto que está por ocurrir, ocurrió.

Más allá de ese hecho evidente de que lo más reluciente para el asistente sanjuanino que lo verá de lejos estará en la estadística y el contorno, hay varias lecturas política de interés para consignar con repercusión en la dimensión local.

– Una, que Cristina Kirchner será local en San Juan. Para ubicarse es necesario remarcar la condición de encuentro entre países, no entre provincias. Por lo tanto, el anfitrión no será Gioja sino la presidenta de la Nación.

Claro que ella ha elegido la sede por continua insistencia de la administración de Gioja y por sus óptimos vínculos políticos con él, pero la correcta lectura de la situación es ésa: la provincia estará ofreciendo a la presidenta la posibilidad de mostrar una parte del país que no será Buenos Aires, de relucir con un destino desacostumbrado en el que se sienta dueña de casa. Así será en todas las citas protocolares, donde habrá un presidente anfitrión y otros invitados en las mesas. Y donde a Gioja, esta vez, le tocará jugar un papel más relegado.

En esta dimensión, un rol especial es el que juega el Centro Cívico: no habría ni remotamente chances de albergar una bilateral entre dos países -ya no multilateral entre 8- si no hubiese estado terminado el gigante. Y en eso, nobleza obliga, habrá que reconocer no sólo la infatigable insistencia del gobernador Gioja sino la provisión de fondos del gobierno de Kirchner.

Hay otro ingrediente en la elección de San Juan que la estructura edilicia y la presencia de Gioja. Se trata de una de las provincias donde mejor mide la presidenta en imagen positiva: las encuestas la ubican por encima del 50% y eso ocurre en muy pocas partes del país. El efecto mimo, entonces, presente. Dueña de casa por una horas, estará esperando esa recepción cálida.

– Luego está la contundencia con la que brillen las figuras estelares de la reunión para definir la trascendencia informativa que tendrá la reunión sanjuanina. Primero está Lula, un dirigente político que inscribirá su bisilábico apodo como toda una definición política con los años. Que seguramente estará dejando a San Juan el regalo de haberla conocido y de haber sido éste tal vez el último destino en el país antes de retirarse de la presidencia brasileña, a fin de año.

Pocas dudas quedan que Lula se convertirá en una referencia política a la misma altura de los líderes históricos de la región. Quedará el honor para los sanjuaninos de haberlo recibido, haberlo escuchado y disfrutado.

También estará el agite de los presidentes que acostumbran a monopolizar la atención de estas cumbres. Por distintos motivos que Lula, Chávez también figurará en los libros de historia en capítulos gruesos, lo mismo que el boliviano Evo Morales. Ambos son atracciones de antemano y siempre refriendan en el terreno de juego ese magnetismo que producen desde el momento en que se anotan.

Nunca mejor dicho terreno de juego para el caso de Evo, quien será el único en desarrollar una agenda propia y lo hará con camiseta de su selección incluida. Jugará con miembros de la colectividad de su país y probablemente con jugadores de San Martín antes de volver a su país, en imágenes que seguramente volarán por las redacciones de todo el continente.

Seguramente no querrá perderse el convite el venezolano, cuya presencia dan por descontada. Si no viene, seguramente habrá más tiempo para que hablen los otros: aún se recuerda la cumbre con el rey Juan Carlos y su ya mítica frase "por qué no te callas".

Más ahora que tiene asuntos pendientes. La controversia entre su país y su vecino Colombia es uno de los que más preocupa a la comunidad política sudamericana y la presencia de Chávez hará que el capítulo sanjuanino cobre relevancia internacional. Que pudo ser mayor aún si se concretaba el arribo del electo Juan Manuel Santos, como en un momento confirmó Cancillería.

Habrá que ver también cuál es el tono de la relación entre Chávez y los funcionarios argentinos, de una afectuosidad que siempre entrega títulos periodísticos, especialmente si desde allí surgieron varios asuntos resonantes como los de la valija de Antonini o el embajador Sadous.

– Al final estará la agenda local, un punteado desinteresado para el corazón de la cumbre pero primera prioridad para los sanjuaninos. Es que entre tanta alta jerarquía, seguramente dolerá ver pasar frente a las narices a funcionarios extranjeros de segundas líneas que harían soñar a más de uno con que vengan ellos solos.

¿Quién en su sano juicio no sentiría ilusión política por recibir al ministro de Obras de Chile, al canciller brasileño o al ministro de Economía argentino? Son ellos los que manejan los asuntos de mayor interés para San Juan: obras de infraestructura como el túnel a Chile, exportación de productos a Brasil, financiación de proyectos locales de desarrollo.

Estarán aquí entre tantos otros y eclipsados detrás de las primeras figuras que hablarán de grandilocuencias. Pero atención que lo importante para San Juan estará en esos niveles: allí radicará el verdadero sentido de hacer pasar por caja el hecho de ser locales en un evento de semejante categoría. Agua Negra, energía, negocios con Brasil, minería no estarán en la declaración presidencial pero sí en el interés de la agenda local para aprovechar tanto funcionario importante acompañando. Apretados, copando la ciudad: habrá importantes integrantes del gabinete nacional en casas de familia.

El resto será la gente: ¿dónde tomar contacto directo con esta cita histórica? Difícil, por no decir imposible. Mejor, la tele, a no ser que se descuelgue Diego para jugar con Evo.