Confianza y credibilidad fueron las claves del éxito del humorista argentino Miguel del Sel, quien durante tres horas se constituyó virtualmente en gobernador de la provincia de Santa Fe, cuando con el 38% de los votos se aseguraba el triunfo con el "efecto sorpresa” en los comicios santafecinos. Esos guarismos no fueron los definitivos, ya que luego se ubicó en segundo lugar después de Antonio Bonfatti y muy lejos del kirchnerista Agustín Rossi. Pero más allá de los números, de las estadísticas de las encuestas está el éxito personal de alguien que recorrió sólo un gran tramo del camino y "demasiado acompañado” en el segmento final cuando lo daban victorioso.

Para el estudioso en persuasión de masas, José Luis León, este fenómeno de impacto político tiene sus explicaciones.

Del Sel se mostró activo, espontáneo, simpático en el sentido más cabal del término, es decir, la sensibilidad. La espontaneidad y la sencillez junto con su capacidad operativa se unieron en él para resaltar lo que en términos comunicacionales se denomina "similaridad con la fuente”. A pesar de su indudable carisma se asemejó a todos. La táctica utilizada fue la conversación directa, el "cara a cara”; el escucha activo; las reuniones pequeñas donde dialogó con los vecinos atendiendo las prioridades de sus problemas.

El amplio recorrido que realizó Del Sel fue estratégico como un gran conocedor de la zona, casi un baqueano, que se internó en los pueblos más humildes, por los lugares más necesitados a donde llegó con el apoyo verbal y material en la resolución de los pequeños conflictos. Tuvo una amplia respuesta en el humor social de los lugareños, que lo consideran ya un ícono, un triunfador innegable en la descarnada arena política.

En orden a la persuación la fuente atractiva llama con su imán a los que se adhieren a sus ideas o en la faz comercial compran sus productos.

La suerte del candidato no ha sido ocasional sino fundamental en estas circunstancias porque en fin siguió las reglas aristotélicas que marcan: se tu mismo. Y él lo fue en la medida de todas sus relevantes posibilidades. Cumplió también con las leyes de la persuasión, persistencia, consistencia en el mensaje, perseverancia, presencia en todos aquellos lugares que fue necesario con la frecuencia que marca la génesis de la palabra latina "persuadere2 (atraer con insistencia).