Nuevamente y de modo lamentable, las muertes en recintos bailables vuelven a ser noticia. Al menos 233 personas han muerto en el incendio declarado en una discoteca de la ciudad brasileña de Santa María. Un millar de personas se encontraba en el interior de la discoteca "Kiss" en el momento del incendio. Cundió el pánico y se acabaron pisoteando entre sí.
Santa María es una dinámica ciudad de 261.000 habitantes en el corazón del Estado brasileño de Río Grande do Sul. Ella vive del comercio y los servicios, alberga ocho universidades. Muchos de los fallecidos son estudiantes. La magnitud de la tragedia sólo es superada en Brasil por otro incendio ocurrido el 17 de diciembre de 1961 en la ciudad de Niteroi, vecina de Río de Janeiro, donde el Gran Circo Americano fue pasto de las llamas durante una función, catástrofe que causó 503 muertos. La escena se repite cada cierto tiempo por causas similares. Aforo sobrepasado, puertas cerradas y algún suceso que desata el pánico.
La fiesta de Halloween celebrada en el Madrid Arena en 2012 terminó con cinco chicas muertas. Aunque las causas del suceso no son definitivas, todo apunta a un aforo excesivamente sobrepasado. En 2011 en Budapest, la tragedia acabó con la vida de tres jóvenes. La discoteca había superado el número máximo de personas permitidas, unas 1.600 personas, y habían entrado al menos 1.800. El Love Parade de Duisburgo, en Alemania, celebrado en julio de 2010, también acabó en tragedia. Fallecieron un total de 19 personas, y más de 400 resultaron heridas por la estampida que se desató en el túnel por el cual se accedía al recinto del festival. En 2005 Argentina tuvo que contar con 196 muertos, tras una bengala perdida que causó un incendio en el local "República Cromañón", una sala donde la mayoría de las salidas de emergencia estaban selladas con cadenas. La pelea entre dos mujeres y el posterior alboroto fue el desencadenante de la avalancha humana que en 2003 se cobró la vida de 21 personas en Chicago, Estados Unidos. Con una capacidad autorizada por los bomberos de 800 personas, estaba abarrotada por unas 1.500 personas cuando se produjo el siniestro.
Es hora de tomar conciencia y medidas para evitar que la impericia y la corrupción por no respetar las normas acaben con vidas humanas, enlutando a familias enteras y a una sociedad que debe lamentar que los responsables no hayan respondido en la misión asumida.
