Más de un millón de inmigrantes entró en la Unión Europea el año pasado y la mayoría pagó entre 3000 y 6.000 euros, promediando entre 5.000 y 6.000 millones de dólares las ganancias de los traficantes, según un reciente informe de Interpol. Es decir, nueve de cada diez inmigrantes y refugiados que entraron en la Unión Europea en 2015 utilizaron los llamados ‘servicios de facilitación”, de las redes delictivas que operan en las rutas de llegadas al continente, y la proporción probablemente sería mayor en el corriente año, por el avance en número de refugiados incrementado desde enero último.
Las principales organizadores ilícitas se han formado en los mismos países de procedencia de los inmigrantes, aunque los cabecillas tienen permisos de residencia o pasaportes de la UE, en tanto que la estructura básica de las redes incluye a líderes que coordinan las actividades en una ruta, organizadores que manejan las actividades localmente a través de contactos personales, y oportunistas de bajo nivel que principalmente ayudan a los organizadores y en actividades de reclutamiento. Esta mafia incluye a funcionarios corruptos que permiten el paso de vehículos a través de controles fronterizos o salidas de barcos a cambio de sobornos, al haber tanto dinero de por medio.
El informe no tiene pruebas de enfrentamientos entre grupos de traficantes, aunque las redes criminales más grandes han hecho un lento control de otras más pequeñas, lo que llevó a constituir un verdadero oligopolio delictivo. Pero lo más grave, desde el punto de vista político, es que esa enorme masa de dinero se blanquea en los países que reciben a los refugiados, curiosamente los que se sienten víctimas de la invasión.
