Un hecho incontrastable del mundo moderno, ubica al ser humano en una sujeción extrema a determinados hábitos de los que pareciera no puede prescindir cuando los accidentes de la vida y de las cosas le sorprende, privándole momentáneamente de ese confort o utilidad que le proporciona tal o cual elemento o artefacto de la invención del hombre. Hasta un simple corte de energía puede significar la alteración de una rutina considerada vital.

Si bien el hábito no hace al monje, en estos casos se mimetiza en la peculiar reacción de ofuscación que saca al hombre de su brújula afectándole en su ritmo normal ante la carencia de ese bien (o mal) cuando generan costumbre. Mientras científicos informan constantemente sobre las consecuencias, hay una apreciación rescatada entre titulares de prensa y redes sociales referidas a la navegación satelital, porque millones de personas no imaginan su vida sin ella. Ocurre que los científicos estiman que ese sistema de orientación puede perder decenas de metros de exactitud durante las tormentas solares. Concretamente, en este planteo lo que preocupa a sus habituados consumidores es su vida sin el posicionamiento global ordenado por el ahora popular GPS.

La navegación satelital no sólo reemplazó los añejos mapas por pantallas digitales sino que cambió nuestras formas de vida, pero poco se dice que las tormentas solares, que afectan notoriamente a la electrónica y la navegación, por esta causa, puede perder decenas de metros de exactitud. De todas maneras quienes ponen a disposición de la humanidad los sistemas satelitales, caso de EEUU, advierten que no son 100% confiables y, además, pueden ser suprimidos por usos estratégicos del país que los posee.