Nada es tan desgastante para una sociedad como vivir en permanente incertidumbre, esa sensación que no permite percibir el futuro inmediato en ninguna actividad. Cierto es que los argentinos tienen cierta plasticidad en ésto por lo que han significado las alternancias en el poder de la historia reciente. No hace falta hacer nombres, se sabe lo que significó el derrumbe de la economía, el incumplimiento de las promesas oficiales y la violación de los derechos, corralito incluido.

Hoy, el argentino asume casi silenciosamente el costo de vida en progresivo aumento, la inseguridad creciente y la regular aparición de nuevas formas del delito. Ese silencio es pasivo pero no indiferente.

Como si todo ésto fuera poco se adelantaron las elecciones, hecho que (hoy) se discute entre los políticos de distintos sectores mientras nadie se ha preocupado por saber qué siente el ciudadano común. El ciudadano común se siente desconcertado en cuanto al rumbo de sus propias cosas. Siente soledad en medio de discursos que se contraponen y opacan el espacio público.

La razón indica que el país no comenzó ni terminará con los Kirchner. El país está silenciosamente enfadado con esta forma de gobernar y lo hará saber en las urnas si las elecciones son limpias porque el adelanto de la fecha puede presentar algunos inconvenientes.

La crisis económica global, que no favorece a nadie, vino muy bien para tapar la crisis de la caja nacional. La responsabilidad será siempre de los otros, de los grandes, de los pudientes a quienes se responsabiliza a cada rato en discursos muy parecidos a los setentistas.

Se propone una elección anticipada como si fuera un plebiscito. Algunos lo interpretan como un "autogolpe" porque no tienen ni plan económico ni plan anticrisis. Para colmo de males carecen de la capacidad de acordar y tratan a la oposición como enemigos.

El constitucionalista doctor Jorge Vanossi dijo hace pocos días que la Argentina tuvo golpes de Estado pero que el adelanto de las elecciones es un golpe desde el Estado.

Otra impresión. Quienes siguen con precisión lo que pasa en el conurbano bonaerense sostienen que los Kirchner tienen un 40% de intención de votos. Y agregan que si llegaran a ganar, el mensaje sería que "el clientelismo" es el mejor y más moderno método frente a la pobreza y la desocupación.

Algo para recordar. "Toda la plata que hay, la vamos a gastar antes de junio. Si nos sale bien en términos electorales y económicos, habrá un segundo semestre tranquilo. Si la jugada sale mal, que Dios nos ayude", se sinceró un operador kirchnerista ante un matutino porteño.

Es decir se van a gastar la plata en comprar votos, plata que hace falta para la educación, la salud, las viviendas y para solucionar todo aquello que conduce a la inseguridad. Por empezar, no se puede permitir que adolescentes y jóvenes ingresen a la criminalidad a través de la droga y por falta de escolaridad y de trabajo. Eso lo pagará muy caro la sociedad del futuro cercano.

Algo para tener en cuenta. El conocido politólogo Rosendo Fraga dijo que la decisión de la administración Kirchner de adelantar la elección nacional "es una jugada hábil, en momentos en que el gobierno se deterioraba rápidamente, por cuatro razones": la crisis económica global, cuyos efectos sociales más intensos serán en el segundo semestre. El conflicto con el campo. La sensación de creciente inseguridad que percibe la población, sobre todo en los grandes centros urbanos. Y la pérdida del oficialismo en las elecciones en Catamarca.

Todos recuerdan cuando Néstor Kirchner dijo en Catamarca ¿Por qué adelantan tanto las elecciones?…¿Qué le pasa a la burocracia política?….¿Tienen miedo de perder que separan las elecciones?. Hoy, el debería responder a esas preguntas haciendo su propia autocrítica.

El ciudadano argentino, que silenciosa y metódicamente hace su rutinaria vida, debe sentir desconsuelo. Nadie lo consulta, nadie lo busca porque los temas van y vienen en arengas políticas de los distintos sectores. Aludimos al ciudadano que vive sumido en sus responsabilidades, que en estos días enfrenta los costos de los útiles escolares y la precariedad de la enseñanza por las huelgas docentes. No tiene muchas opciones y sí una especie de callada resignación.

Toda la ciudadanía no comparte los mismos objetivos de vida. Aunque si cada voto tiene un mismo valor, cada ciudadano merece idéntica atención.