De acuerdo a lo anticipado por el ministro de Planificación, Julio De Vido, el Gobierno nacional estudia la posibilidad de efectuar recortes selectivos a los subsidios aplicados a las tarifas de servicios públicos, reiniciando la reformulación de los valores que se comenzó a realizar en noviembre de 2011, cuando las erogaciones en divisas para importar combustibles acentuaron el creciente déficit fiscal.

Esos subsidios al sector energético tuvieron este año un crecimiento del 65,2% y llegaron a los 64.993,5 millones de pesos. los que se suman a los del transporte, que en octubre tuvieron un alza del 17,8% por las mayores transferencias al Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte por unos 10.114 millones de pesos. Estos recursos atienden el diferencial entre costos y tarifas de las empresas de colectivos del área metropolitana, los concesionarios de trenes y subtes también metropolitanos, los ferrocarriles y Aerolíneas Argentinas.

Un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública revela que los subsidios económicos del Estado nacional al transporte, energía y déficit de empresas públicas, alcanzó llegó a los 101.281,3 millones de pesos entre enero y octubre, últimos lo que representa un 47,8% más respecto al mismo período del año pasado, de manera que el gasto se ubicó en los últimos diez meses por encima de todo el año pasado.

El desequilibrio presupuestario parece haber alcanzado una situación preocupante, ya que en noviembre pasado se recurrió a un decreto de necesidad y urgencia para reforzar partidas al sumarse al problema tarifario los aumentos otorgados a los planes sociales, aún con las erogaciones de la Anses. Y esta panorama estaba lejos todavía de las recientes protestas policiales cuyas exigencias han obligado a asistir financieramente a las provincias, en tanto los reclamos de aumentos salariales de los estatales se extienden en el país.

El contexto fiscal explica también las mayores restricciones cambiarias, la imposición de reducir los insumos importados y las mayores cargas impeditivas a bienes suntuarios, entre otras medidas de salvataje para no tentarse para recurrir a la emisión monetaria con su secuela de inflación y la devaluación monetaria que complicará más cosas. No hay fórmulas mágica para contener una subsidiaridad que devora al Tesoro, pero si buscar la austeridad del gasto frenando la política del clientelismo.