La rebelión de maestros pertenecientes al gremio UDAP contra su sindicato, de la última semana, casi no tiene precedentes, al menos en los mandatos de las hermanas López. Puede haber alguno perdido en algún diario, pero siempre atado a coyunturas electorales internas. En estos días, docentes de Jáchal e Iglesia decidieron, a contrapelo del plenario de delegados de UDAP, hacer paro y no iniciar el ciclo lectivo 2012 cuando el mandato ordenó ir a clases. El Gobierno reaccionó diciendo que les va a descontar el día y que no recibiría a personas que no estén encuadradas en una asociación sindical. La titular de UDAP, Graciela López, sumó leña al fuego al decir que los dejaban sin amparo gremial. Que los va a recibir, pero que les soltaba la mano; reacción lógica luego de haber quedado pedaleando frente al Gobierno y la comunidad toda. Con esos antecedentes, y muy lejos de amilanarse, los docentes norteños contestaron con una marcha en la Ciudad para mañana y con más paros. Es evidente que el gremio no puede controlar a estos maestros y encima ocurre justo en Jáchal e Iglesia, donde una sola chispa puede provocar incendios siderales. Un corte en la ruta 40 puede lastimar más que uno frente al Centro Cívico. Y justo con los docentes, uno de los sectores que más rechazo mostró a la actividad minera, por ejemplo. O que más resistencia dio, cuando la intervención que ordenó Wbaldino Acosta. Graciela López está, literalmente, payaneando granadas, sentada en un polvorín.
En el Gobierno están preocupados. No quieren volver a las épocas en las que no podían congeniar con los maestros y los arranques de clases quedaban para semanas después de la fecha prevista, y todo por los paros. El problema que ven es el más lógico y fácil de observar: se preguntan si la conducción del gremio es capaz de controlar a sus afiliados, ya que obviamente deben negociar con quienes lideran. Se había logrado una comunión de intereses entre el Ministerio de Educación y el secretariado ejecutivo de UDAP, algo que incluso, le puso fichas a la continuidad de Cristina Díaz en el Ministerio. Pero si esa conducción no puede mantener el "orden", el acuerdo se cae como las Torres Gemelas. La preocupación en alguna oficina oficial no es solamente por la asistencia de los maestros a las clases. Los "rebeldes" están en Jáchal, más que en Iglesia. Impacta en el segundo departamento porque los maestros que dictan clases allí son en su mayoría jachalleros. Los docentes de las tierras de Don Buena, han dado muestras de tener carácter, de llevar e imponer sus ideas en los escenarios más complicados. Y son los que más se quejan -actualmente- de la minería. Hasta el momento, San Juan se ha mantenido ajena a los antimineros, pero "no vaya a ser que se les dé por cortar rutas…", dijo un operador esta semana.
Hubo dos respiros para Graciela López. El primero pasó por las palabras de la presidenta Cristina Fernández, quién criticó, insólitamente, la cantidad de horas de trabajo de los docentes en Argentina. Un error propio de alguien que habla tres horas y cuarto sin parar. "Para no equivocarse, hay que hablar menos", dijo el maestro Francisco Bustelo. Claro, el mensaje de "Quito", iba para la gente que se equivocaba frecuentemente al aire, no para Cristina, pero la aplicación, en este caso, es la misma. Graciela tomó esas declaraciones, llamó a conferencia de prensa y se mostró enojada con la mandataria. Le vino como anillo al dedo para intentar -sin éxito- decirles a los maestros sanjuaninos, y en especial a los norteños, que está del lado de los docentes. Tarde. Nadie se comió la curva y las palabras se las llevó el viento.
La segunda bocanada de aire fue el llamado del Gobierno a paritarias para la semana que viene. Ahora ese será el lema, discutir salarios y dejar las rebeldías sindicales bajo la alfombra. Habrá que ver qué ocurre con la marcha del lunes, la que anunciaron los maestros norteños.
La sindicalista hace equilibrio entre no perder afiliados, las negociaciones con el Gobierno local y los mandatos de CTERA, que no atraviesa un buen momento con el Gobierno nacional.
En el medio, hay números que son indiscutibles: según fuentes del gremio, hoy UDAP no llega a los 9.000 afiliados, aproximadamente. UPCN tiene unos 19.000. Hay entre 11.000 y 13.000 maestros, más o menos. En el último mes y medio, 2.000 maestros prefirieron el sindicato de José Villa antes que el de Graciela López. Los números no cierran para el gremio docente más importante de San Juan. Y para el Gobierno, tampoco.
