Coincidente con las posiciones encontradas durante el desarrollo de la XIV Asamblea General Ordinaria del sínodo de obispos, clausurada ayer en Roma, aparecieron en las redes sociales versiones sobre una supuesta enfermedad del papa Francisco, que luego difundieron los medios. Se habló de un tumor cerebral y hasta que la Santa Sede habría convocado al neurocirujano japonés -radicado en Estados Unidos- Takanori Fukushima.
La versión fue terminantemente desmentida por la Santa Sede y por allegados a Francisco, y fue calificada por L’Osservatore Romano como "un intento de manipular" el sínodo. Es más, la farsa fue desmentida como de falsedad absoluta por el médico señalado en el rumor. Pero nada es casual, y la especie podría tener relación con el malestar de una ortodoxia incómoda con la revolución emprendida por el Papa que va incluso más allá del catolicismo, porque su autoridad moral es reconocida en el plano internacional como un líder espiritual y símbolo de la paz.
En alusión a los que se aferran al pasado, el viernes último Francisco se refirió a la necesidad natural de emprender cambios. En la homilía de la misa diaria que celebra en la capilla de Santa Marta, el Papa recordó que "los tiempos cambian y los cristianos tenemos que cambiar continuamente. Tenemos que cambiar firmes en la fe en Jesucristo y en la verdad del Evangelio, pero nuestro comportamiento tiene que moverse continuamente según las señales de nuestro tiempo".
Por ello el pontífice instó a los católicos a mirar a lo que sucede dentro de cada uno y a reconocer nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y lo que ocurre fuera de nosotros y reconocer también las señales del tiempo. Por eso recordó que Jesús habla de hacer caso a las señales del tiempo y tacha de hipócritas a aquellos que las comprenden pero que no
hacen lo mismo con el tiempo del hombre. "Tenemos la libertad de juzgar todo lo que pasa fuera de nosotros. Pero para juzgarlo tenemos que conocer bien lo que ocurre fuera de nosotros", sostuvo Bergoglio.
Para Francisco el entender las señales de los tiempos no es privativo de una "elite cultural" sino, como dijo Jesús, hay que observar que lo pueden hacer los campesinos con su sencillez, como cuando distinguen el grano de la cizaña.
