Los conocidos delincuentes que gozan de salidas transitorias del penal de Chimbas, gracias a la complacencia de jueces aferrados a la letra, pero no al espíritu, de la legislación que concede la prerrogativa y, peor aún, los que proceden con la ligereza del garantismo ideológico, muestran ante la opinión pública los desaciertos que no puede rebatir la realidad. No se trata de reos que muestran arrepentimiento y deseos de reintegrarse a la sociedad con una nueva vida digna sino que aprovechan la permisividad para la reincidencia delictiva cada vez más violenta.

El conocido delincuente "Ramoncito” Guevara, quien cumple condena y gozaba de salidas transitorias, fue detenido por el robo de 200.000 pesos a un comercio de Pocito, el martes último. También la policía apresó a otro presidiario que salía de la cárcel con el mismo beneficio y junto a otros sospechosos formaban parte de la banda que atacó brutalmente al comerciante y a su familia, y en diferentes allanamientos secuestró dinero que podría ser parte del botín, además del auto utilizado en el golpe y proyectiles.

Es decir, tanto Guevara como sus compinches Raúl Ruiz, que también salía del penal con permisos del juez y que además no regresaba como estaba establecido, y el tercer detenido, Rolando Barrera, quien en diciembre pasado salió de Chimbas tras cumplir 10 años de prisión por robo, no son principiantes ni han demostrado voluntad -menos arrepentimiento- para que los magistrados y el personal que debe hacer el seguimiento de las salidas transitorias ignoren las andanzas.

Evidentemente hay fallas profundas en el sistema y es la sociedad la que soporta estas inoperancias.