El pasado sábado 14 de agosto, a las 17,50, en la ciudad de Rosario, el Reverendo Padre Juan Antolín Briones sdb (Salesiano de Don Bosco), sintió que Jesús lo llamaba: "Servidor bueno y fiel, entra al gozo de tu Señor”. ¿Cómo negarse a esa voz tan amada? ¿Cómo rechazar semejante invitación?… Y allá fue… Entregó su alma en paz y llena de jóvenes al Creador, después de una semana difícil y grave. Al ser internado, recibió los sacramentos y la bendición papal.
Si hay algo que distinguió la vida de nuestro querido Padre Juan fue la "perseverancia”, el respeto por su profesión religiosa, el amor a la congregación salesiana y un afecto especial por los ex alumnos.
Inclinado en la atención espiritual de privilegiar con su tiempo a los pobres, le llamó la atención de un cooperador salesiano que le dijo. Debe tener presente padre Briones que los ricos también tienen un alma que salvar.
La obediencia lo trajo a San Juan entre 1969 a 1971. Recordando aquellos tiempos supo decir: "En aquellos años yo daba 30 horas de clases en el Colegio, hice con los chicos de cada curso anualmente ejercicios espirituales. El señor arzobispo me confió la Junta Arquidiocesana de Catequesis; traté de ayudar en los Cursillos de Cristiandad y en el Movimiento Familiar Cristiano y me daba tiempo para atender los denominados Grupos juveniles Cristianos que se dedicaban a hacer misiones. Creo haber sido siempre observante religioso salesiano y me ha tocado en gracia pasar por todos los ámbitos de la vida religiosa salesiana, en la Inspectoría, desde estudiante, tirocinante, sacerdote, catequista, director de varias obras, vicario inspectonal, inspector y ahora nuevamente director”.
El sábado 6 de febrero del corriente año llegó a la Ciudad de Rosario para hacerse cargo de su nuevo destino como Párroco de la Parroquia de María Auxiliadora del Colegio San José. No le fue fácil dejar San Juan y alejarse de tanta gente con la que había trabajado por el Reino de Dios.
Acompañó con entusiasmo los inicios del Movimiento Mallinista trabajando con los adolescentes y los padres. Fue predicador en varios Mallines. También hizo el Cursillo de Cristiandad que le hizo tanto bien y al que quedó ligado afectivamente por mucho tiempo. Durante muchos años tuvo a su cargo el Consejo Inspectorial de ex alumnos, responsabilidad que no abandonó ni siquiera cuando tuvo que asumir el cargo de director en San Juan. No hay otro sacerdote salesiano en Argentina que haya tenido el rodaje y la experiencia en la conducción y asesoramiento de ex alumnos.
Sabemos que pasó entre nosotros un hombre bueno que fue ganando el aprecio y reconocimiento de la gente. Sincero, sin doblez, emprendedor, ordenado, puntilloso en los detalles, previsor. Sabía saborear el buen vino y gustaba sacar fotos en todos los encuentros y acontecimientos; un salesiano feliz y entregado a su vocación, un sacerdote de Cristo dedicado a la salvación de las almas, especialmente de los jóvenes.
El Padre Briones dejó muchas importantes realizaciones en San Juan. Entre ellas una eficiente organización administrativa que le permitió cumplir con los compromisos inspectoriales. Asumió con mucho empeño la necesaria restauración de la Capilla de María Auxiliadora, la más concurrida de la provincia. Organizó brillantemente el trascendente hecho de la visita de las reliquias de San Juan Bosco. Hizo acondicionar todas las dependencias del Colegio Don Bosco de calefacción y ventilación para el confort de alumnos. Renovó totalmente la sala de computación y abrió un amplio salón VIP para conferencias que denominó "Padre Garbini”.
Tenemos la seguridad entonces de que María Auxiliadora lo tiene ya en su regazo en el paraíso. Que esa fuerza y alegría que lo acompañaron durante toda su vida le abran las puertas del cielo y desde allí nos siga iluminando.
