Ninguna política estratégica, para impulsar el desarrollo nacional, tiene en cuenta la necesidad de recuperar cuanto antes la infraestructura ferroviaria que cubre el país. Es necesario aprovechar la eficiencia del tren para hacer competitiva la economía.
Las ventajas comparativas del transporte ferroviario, en particular de cargas, han quedado demostradas en los países avanzados, con extensos territorios, donde los costos operativos son vitales si se tiene en cuenta la incidencia de los fletes en la formación de precios. Un tren con una tonelada de carga recorre 147 kilómetros, en tanto el camión no supera los 37 Km. en igual trayecto, a lo que se suma la capacidad, ya que un tren carguero con 1200 toneladas equivale a 50 camiones. Se suman otras grandes ventajas, además de la economía de combustible e insumos, como menor contaminación ambiental, bajísimo índice de accidentología respecto al transporte automotor y la veda que pesa sobre este último para circular los fines de semana largos.
Esto no significa que el camión deba desaparecer, sino utilizar ambos medios de manera racional para optimizar el transporte con economía y eficiencia. Estados Unidos, Canadá y Rusia, entre otras naciones con grandes extensiones territoriales como la Argentina, tienen programas de cargas combinadas con trenes, camiones y barcazas fluviales, hasta las terminales portuarias, pero el 70% va por el riel. La gran eficiencia del tren por por kilómetro recorrido sigue ignorada en nuestro país, con un movimiento interno de granos por ejemplo, que se realiza en un 84% por camión, un 14,5% por ferrocarril y un 1,5% por barcaza fluvial.
El resurgimiento ferroviario es un tema que debería ser prioritario en los planes de gobierno, en particular de las economías regionales, como es el caso de San Juan. Es así que los ambiciosos proyectos del Corredor Bioceánico, por el Paso de Agua Negra no incluyen al tren como factor preponderante para complementar la infraestructura, como sería la rehabilitación del olvidado ramal a Jáchal del Ferrocarril Belgrano.
Mucho menos se habla de mejorar una infraestructura ferroviaria que data de principios del siglo pasado, a pesar de los enormes beneficios que prestaría en San Juan a la producción agroindustrial, a la gran minería y a los servicios que demandan los yacimientos en explotación.
