El Instituto para el Desarrollo Empresario Argentino, IDEA, realiza una reunión anual en Mar del Plata todos los años para esta época. Tradicionalmente ha sido una especie de toma de examen desde el sector hacia la clase política gobernante. Dirigentes de distinto signo, economistas, técnicos, aspirantes a presidentes o gobernadores de distritos importantes, académicos, han sido invitados a exponer sus proyectos o visiones de la realidad del país y en esas charlas de varios días siempre estuvo presente el tema de la necesaria competencia como garante de la transparencia tanto en precios como calidad de los distintos productos o servicios. Por supuesto no estuvo ausente la permanente discusión sobre las formas de adquirir competitividad para poder vender productos al mundo, sistemas impositivos, inflación y tasas de interés, entre otros.Hemos visto cosas raras en nuestra querida Argentina en las últimas décadas como que ya nada nos asombra. Pero este año es posible que se dé vuelta la torta y que sean los gobernantes quienes reclamen a los empresarios. Los líderes de las firmas más grandes están procesados por corrupción y algunos de ellos no están en la cárcel porque se avinieron a quedar bajo el paraguas de la "ley del arrepentido", confesando sus delitos de pago de coimas para obtener ventajas. Más allá de la causa que involucra al gobierno anterior o a gran parte de él, está la evidencia de que quienes hablaban en coloquios sobre competencia lo hacían de la boca para afuera porque en la mesa chica ganaban las licitaciones no por más eficientes sino por pagar coimas. Algún "empresario" llegó a decir, usando un eufemismo, "somos especialistas en economías reguladas". Traducción: Somos los que mejor sabemos hacer lobby, entendido esto como qué llaves tocar para abrir las puertas del presupuesto estatal que es el que financia los emprendimientos más grandes. Es posible que sea ahora el presidente Macri quien castigue con su lengua a sus excolegas, habiendo hecho de la no corrupción una base principal para promover su eventual continuidad en el ejecutivo, la economía por ahora sigue patinando sin lograr estabilizarse.
Si no hay corrupción, las cosas cuestan mucho menos o se pagan mucho menos, por ende, el Estado necesita menos recursos para las mismas obras y esos recursos pueden ir a otras necesidades o justificar el descenso de la presión impositiva, promover inversiones que antes iban a gastos, en definitiva, ganar competitividad.
Para más, las causas de corrupción han influido directamente en la recesión actual, encarecido el crédito para quienes no estaban en la fiesta y alejado a los inversores privados que se pretendía captar mediante la participación público privada. ¿Quién se arriesga ahora a hacer contratos mixtos con gobierno alguno si es que quiere mantener limpia su imagen? Aunque injustamente quedará sospechado también de connivencia, se podrá decir "cambian los actores pero la fiesta sigue". Otro de los ítems a tratar seguramente será la necesidad del equilibrio fiscal, el déficit excesivo y su inconveniencia pero ¿quién se atreverá a plantearlo cuando las principales empresas ayudaron a inflar la bolsa del déficit con sobreprecios y cuantiosas devoluciones de favores a los funcionarios? El déficit no sólo son las jubilaciones sin aportes, la AUH y los subsidios, también están los altos costos de la obra pública que se hizo y la que no se hizo pero se cobró.
El asunto de los cuadernos K, esa obra mezcla de literatura y crónica policial escrita por el chofer que recogía los pagos ilegales y los registraba con un detalle y prolijidad de las mejores bitácoras, nos demuestra que la enfermedad que padece el país es tan profunda y arraigada que no deja sector alguno afuera y que hemos estado viviendo rodeados por distintas sociedades y grupos que han aprovechado su poder de influencia para alzarse con jugosos botines, algunos con la máscara de la defensa de los pobres y otros con la de la libre empresa.
Queda la esperanza del discurso inaugural del presidente de IDEA, el CEO de Ledesma Javier Goñi: "El hecho de los cuadernos nos hace decir basta. Lo que estamos viviendo en estos días es muy triste y lamentable, sin embargo lo vemos con esperanza."Destacó que los empresarios quieren que la Justicia actúe a fondo y con celeridad. Que así sea. Que así como se logró que pasara con los golpes militares y la desaparición de opositores en las salas de tortura, se pueda decir también de la corrupción "nunca más".