Cuando estamos prácticamente a una semana de finalizar julio, las consultoras de negocios internacionales están coincidiendo en señalar que la economía británica se encuentra inmersa en un deterioro dramático como consecuencia de la histórica decisión del Reino Unido de separarse de la Unión Europea, luego del referendo del 23 de junio pasado con el voto favorable al ‘Brexit”.

El declive del 0,4% en lo que va del mes, revirtió la expansión alcanzada en el primer trimestre, de acuerdo a un sondeo de la evolución de 1250 empresas británicas líderes, efectuado por economistas privados.

El inquietante estudio fue realizado diez días después de que Theresa May formara un nuevo Gobierno conservador, reflejando así el desafío que enfrenta la primera ministra para mantener la confianza de los mercados y de los inversores mientras se encuentra embarcada en arduas negociaciones para concretar el Brexit, a la vez que las autoridades de la UE le piden celeridad a Londres en virtud de las prioridades políticas de Bruselas.

Simultáneamente, la reunión de ministros de Finanzas del G20 -las mayores economías del mundo-, espera conocer la forma en que Gran Bretaña garantizará una salida de la UE que minimice los daños a la economía mundial. A la vez, el FMI ha recortado sus previsiones sobre el crecimiento de toda la economía global luego del freno que puso el Brexit. Se trata de un sacudón mundial, que también tiene réplicas en el Mercosur, y en particular en la Argentina, en cuanto a los nuevos proyectos de inversión y negociación bilateral prometidos al presidente Mauricio Macri, aunque puedan existir ciertos beneficios por la devaluación de la libra esterlina.