La asunción del presidente argentino Mauricio Macri, después de 12 años de gobiernos populistas antiestadounidenses, junto a la aplastante victoria de la oposición en las elecciones legislativas venezolanas del 6 de diciembre, han cambiado el mapa político de Sudamérica. De pronto, la ‘Revolución Bolivariana’ de Venezuela está a la defensiva, después de más de una década de dominar la agenda política regional.

Y Brasil, que hasta ahora había sido un aliado incondicional de Venezuela, está cambiando poco a poco su política exterior bolivariana. La presidenta Dilma Rousseff, se enfrenta a un juicio político en el Congreso, y necesita desesperadamente los votos de legisladores que critican la represión a la oposición del presidente venezolano Nicolás Maduro.

En este contexto, Obama debería hacer un viaje a América latina en la primera mitad de 2016, para ofrecer el apoyo de Estados Unidos a Macri y varios otros presidentes, y de paso tratar de contrarrestar la creciente influencia de China en la región. Obama podría iniciar su viaje en México, donde podría enviar un poderoso mensaje al mundo de que los inmigrantes mexicanos han hecho un gran aporte a Estados Unidos.

También podría llamar la atención sobre el hecho poco conocido de que China ha superado a México como la principal fuente de inmigrantes a Estados Unidos, y que más inmigrantes mexicanos están regresando a su país de origen que los que cruzan hacia Estados Unidos. De paso, Obama ayudaría a su Partido Demócrata a desacreditar el discurso xenófobo de Donald Trump, si es que Trump todavía está en la contienda presidencial.

En México, Obama podría buscar formas de maximizar la integración de la Alianza del Pacífico el bloque comercial compuesto por México, Colombia, Perú y Chile y el recientemente firmado Acuerdo de Asociacion Transpacífico (TPP) que crea una zona de libre comercio de 12 países asiáticos y americanos.

El viaje de Obama a la Argentina sería una fuerte señal de apoyo a Macri, que ha heredado un país quebrado y necesita urgentemente restablecer la confianza internacional para conseguir inversiones. También sería una manera de corregir su error de enviar una delegación de bajo nivel encabezada por el Secretario de Transportes de EEUU a la inauguración de Macri, que pasó totalmente inadvertida.

Obama también podría parar en Uruguay, donde el presidente Tabaré Vásquez es un colega más serio y potencialmente amigable que su antecesor José Mujica. Y podría hacer una parada en el Caribe de habla inglesa, para ofrecer ayuda a los países que están sufriendo recortes en los subsidios petroleros de Venezuela. Obama quiere visitar Cuba el año próximo, probablemente para reforzar su legado como el presidente que restableció relaciones diplomáticas con la isla después de seis décadas de confrontación.

Mi opinión: Obama cometería un gran error si fuera a Cuba sin visitar a Argentina, que es un país mucho más grande, con un presidente elegido democráticamente, y que se ha comprometido a dejar atrás las batallas ideológicas estériles para concentrarse en la prosperidad de su país. Esperemos que Obama no eche a perder la oportunidad, como lo hizo al enviar una delegación a la asunción de Macri que no salió en la foto, y haga ese viaje para impulsar una mayor atención de Estados Unidos a la región.