La crisis humanitaria que crece en Europa por la negativa de los diferentes países para albergar a los centenares de miles de migrantes que huyen de las zonas devastadas por la guerra, ha tocado nuevamente la sensibilidad del papa Francisco. El jefe de la Iglesia católica hizo otro llamado en favor de los refugiados, improvisando un mensaje en la tradicional audiencia general de los miércoles.

El Papa urgió a las autoridades europeas a abrir las puertas y los corazones a quienes sufren la indiferencia a cielo abierto, sin comida, y más grave todavía cuando hay familias enteras que sufren el abandono y sin esperanza de ser acogidas ni tampoco regresar a sus lugares de origen, ya sea por el avance de la guerra civil o por haber desaparecido sus pertenencias.

Las palabras de Bergoglio se hicieron sentir en plena crisis de refugiados en la Unión Europa, donde cada vez más países están estableciendo controles en sus fronteras o incluso cerrándolas, para tratar de contener el flujo migratorio procedente en general de Oriente Medio. Un ejemplo de esta situación es el punto fronterizo de Idomeni, entre Grecia y Macedonia, donde en la actualidad permanecen acampados, en medio de pésimas condiciones higiénicas, miles de refugiados a los que se les impide proseguir su viaje hacia el norte europeo.

‘Cuántos hermanos están viviendo en estos tiempos una real y dramática situación de exilio, lejos de su patria, con los ojos aún puestos sobre el desastre en sus casas, con el miedo en el corazón y, a menudo, con el dolor de la pérdida de seres queridos”, exclamó el Santo Padre, mientras la intransigencia política frena cualquier fórmula de contención a las víctimas.