Es muy probable que un profesional de TI (Tecnología de Información) establezca los dispositivos móviles, laptops, computadoras de escritorio y servidores como puntos finales (endpoints) críticos de la red. Los navegadores probablemente no estarán en la lista, ya que comúnmente creemos que son aplicaciones que se ejecutan en puntos finales. Sin embargo, dado el valioso papel que desempeñan en el acceso a las aplicaciones y la información de las empresas, es hora de repensar cómo los clasificamos, gestionamos y protegemos. A medida que el Cloud Computing se está convirtiendo en la nueva norma, un simple ataque a los navegadores puede llevar a los cibercriminales a tomar el control del navegador y, en el peor de los casos, acceder a datos corporativos confidenciales. Según una investigación realizada por Hosting Facts, de diciembre de 2018, todos los días, más de 90.000 sitios web de empresas son invadidos. Otra encuesta de W3Techs señala que sólo el 11,4% de las empresas están protegidas actualmente por la sólida protección del sitio web HTTP Strict Transport Security. Y en América latina, como el cuarto mercado móvil más grande del mundo; con un pronóstico de Statista que prevé un movimiento de 82 mil millones en el 2020 sólo en operaciones de e-commerce, las empresas deben estar atentas a estas nuevas puertas de entrada para los cibercriminales.
El primer desafío es la filtración de datos corporativos confidenciales. Muchos usuarios finales usan el mismo navegador en la misma computadora, para fines personales y profesionales. El correo electrónico personal, operaciones bancarias y las compras son sólo algunas de las aplicaciones no autorizadas que pueden comprometer los datos confidenciales tanto de las empresas, como la información privada. En general, estas aplicaciones no están controladas y no cumplen con los estándares de seguridad corporativos, y los datos están sujetos a pérdida o robo. En segundo lugar, es creciente el número de ataques con la cantidad de extensiones de navegador instaladas por los usuarios. Estas extensiones pueden leer todos los datos intercambiados entre el navegador del dispositivo y el servidor back-end. Si bien los usuarios creen que las extensiones son seguras, pueden ser la puerta de entrada al ransomware, phishing y otros ataques de malware que se dirigen a una computadora y luego se propagan a otros sistemas en la red corporativa. Finalmente, la mayoría de las empresas administra un entorno de aplicaciones híbridas que combinan HTML5 y tecnologías legacy. No todas las aplicaciones corporativas se moverán a la nube de inmediato. Para muchas organizaciones, ambos tipos de aplicaciones se utilizan simultáneamente. Para enfrentar este nuevo desafío, los equipos de TI deben administrar los navegadores con la misma profesionalidad que usan para administrar otros dispositivos. Es clave ir más allá de ellos, administrando extensiones y complementos, actualizando todas estas tecnologías.
Para fortalecer los navegadores, los equipos de TI deben establecer marcadores, la página de inicio, sitios web confiables, ajustar la configuración para aumentar la privacidad y la seguridad. Algunos proveedores ofrecen ediciones corporativas, que incluyen administradores de políticas que rigen las aplicaciones y extensiones que pueden usar la seguridad y privacidad de los datos y la experiencia de navegación.
Cuando se utiliza el mismo navegador para realizar operaciones personales y profesionales, los datos deben estar protegidos y administrarse para evitar cualquier fuga de datos.
