San Juan está afirmada de pleno en la era de la tecnología (técnica científica), pero también vive grandes momentos de avanzada en todas sus facetas existenciales, que la ubican privilegiadamente dentro del complejo contexto que son las provincias argentinas.
Debe hacer resaltar aún más este hecho, la circunstancia de que se trata de una provincia que hace 67 años quedo sumergida en el horror, cuando el terremoto de 1944 la convirtió en nada, arrasándola materialmente y desolándola anímicamente, dejando a sus habitantes, de improviso, en la encrucijada de la supervivencia, alternativa amarga entre lo que quedaba -una realidad vacía- y lo que ofrecía por delante un destino con los "ojos vendados".
Han pasado seis décadas y siete años desde ese apocalíptico 15 de enero… ¿Estamos donde estamos, sobre aquel mismísimo centro de destrucción que fue la provincia? Sin necesidad de restregarnos los párpados, la realidad es evidente: ¡Estamos! y ¡cómo estamos! "Metida” en un tiempo de "revancha” hacia la Naturaleza, San Juan se ha ubicado entre las provincias sobresalientes, ocupando preeminencia de élite como minoría rectora en el país. Convertida en polo de desarrollo, con realizaciones de todo orden y origen -más y mejor encaradas-, es continente de una envidiable gama de riquísimo entramado cultural, abarcando con esta palabra el íntegro quehacer del hombre en "su” sociedad. Esa actitud de vanguardia fundó cimientos firmes -en lo material y en lo espiritual-, convertidos en asentamientos de las bases de lo que hoy es brillante realidad; San Juan "se siente” bien, lo "sentimos” bien…, "está” bien.
Pero -y este "pero” es negativo-, pese a que San Juan late a excelente ritmo, pese a que estamos rodeados de grandes realidades que no son espejismos, y pese a todo cuanto de bueno se ha logrado, volvemos la mirada en dirección lateral, y nos encontramos con la presencia de una política circunstancial que enmaraña en vez de allanar.
Hoy están en juego la Provincia (institucionalmente), su Constitución, y los actuantes de hecho: La primera es pueblo, la segunda es la garantía de ese pueblo, y los terceros son "actores necesarios” en una política donde si entra el individualismo -no sujeto a normas generales- se vicia de nulidad. La sonoridad de las voces "provincia”, "gobierno”, "constitución”, "política”, que en conjunto deberían tener una clara combinación armónica -euritmia-, nos lleva a preguntarnos insoslayablemente…
¿Qué criterio puede imponerse a otro -entre dos-, cuando ambos se atribuyen la razón? ¿Tiene validez el término medio, o el absoluto juicio de certeza? ¿Existen, realmente, dañables intenciones de un discurrir indeterminado en el poder? ¿Por qué y para qué?, o es solamente enardecimiento "transitorio” entre pasiones políticas desencadenadas? ¿Puede haber en eso un prurito político en alguna de las dos partes? ¿Qué ley impide a un gobierno hacer conocer públicamente sus obras? ¿Qué ley impide la inauguración oficial de esas obras? ¿Qué ley impide que un gobierno participe en la apertura de obras particulares? ¿A quién daña que la publicidad oficial dé a conocer al pueblo todo,qué se hace en su beneficio? ¿Para qué sirve el antagonismo? ¿Cuándo y por qué se perfilan "ansias” por el poder? ¿Cómo se precisa esa "apetencia”? ¿Qué se entiende por ética y/o moral en una política enmarañada? ¿Es bueno para San Juan que se coarte de esa forma su integridad institucional?…
Acotación única: Recordemos que en la última modificación hecha a la Constitución Argentina -realizada en Santa Fe y en Paraná, en septiembre de 1994-, en su minucioso y cuidadísimo anteproyecto (estudios y propuestas preliminares) se indicaba que "La Convención Constituyente no podrá introducir modificación alguna a las Declaraciones, Derechos y Garantías contenidos en el Capítulo Único de la Primera Parte de la Constitución Nacional.” Específicamente la palabra "derechos”, junto con "garantías”, implica la inexcusable condición de respeto hacia la persona natural, social y jurídica, en cuanto a su integridad como tal. Sin nombrárselos, allí están sobrentendidos los Derechos Humanos, en uno de cuyos postulados se expresa: "’La voluntad del pueblo es proclamada fundamento de la autoridad de los poderes públicos.”
