
La apertura irrestricta del mercado internacional para productos primarios es una realidad que impacta negativamente en las economías regionales. Pasa en el Noreste Argentino (NEA) con los citrus, también en la producción nacional del ganado menor ante el ingreso de carne porcina. En Cuyo, más las provincias nordandinas como Salta, Catamarca y La Rioja, con la producción vitivinícola. Esto, ante el ingreso desde Chile de volúmenes de vino en importantes cantidades.
Ante esto, el 14 de setiembre pasado, la voz de los productores y bodegueros, llegó a la rosada. Pero de antemano, quienes se sentaron en esa mesa de diálogo, sabían que se había excluido el tema importación de vinos. Respecto a esto es necesario sincerarse y afirmar que el gobierno nacional no titubea, cumple con lo que significa el modelo liberal de libertad de comercio y mercado fijador de precios.
Más, escuchando la exposición de jefe de Gabinete, Marcos Peña, en diputados, no consideró el documento que el mismo gobierno había presentado para su análisis. En él exponía cifras porcentuales que no coincidían con los datos oficiales que intentaba justificar esta medida. Es lógico aseverar que este panorama no se revertirá a corto plazo.
En la región existe una superficie de 223.944 hectáreas cultivadas con vides. Supera a cualquier otro cultivo. Hay más de 880 bodegas para procesar casi 20 millones de quintales de uvas de la última cosecha y producen una cantidad de 11 millones de hectolitros, de los cuales el 10% se destina al consumo interno y algo más de 21 % para exportación. Sin dejar de lado el mosto de importación que dictan que más del 67% es de excedentes vínicos, según datos del INV, la importación ante esta realidad torna la situación actual en desastrosa.
Pero, lo que asombra es la falta de criterio de los dirigentes del sector productor vitícola. En vez de intentar realizar protestas serias por esta medida, salieron a decir que el producto que se importaba era de mala calidad. Con esto, dan a entender que la señal más clara era que los vinos chilenos tenían un porcentaje de agua, algo que se declaraba en las etiquetas según normativas trasandinas.
Es necesario la unificación de intereses. Dejar de lado demandas sectoriales y sin desmerecer lo que merece reconocerse. Hay que hacer lobby de defensa, hay que imitar acciones reales de unificación de criterios. La excelente jugada del gobernador, Sergio Uñac, que articuló la unión de reclamos por el presupuesto 2018 y la asignación abultada al Conurbano Bonaerense, respecto a lo que recibe cada provincia es algo a imitar. La efectividad es relativa, pero el efecto de concientización es altamente positiva. Es decir, modificar las estrategias de defensa de la producción local es de inmediatez real. Delinear acciones concretas para el logro de los objetivos. Este es momento en el cual es necesaria la unión de criterios que haga competitivo el producto. Planificar cada acción sin subestimaciones y promocionar el vino.
Osvaldo Olmo Gómez. Profesor
