El 29 de noviembre de 1947, hace 65 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Plan de Partición del Mandato Británico de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío. Además, este plan preveía la retirada del ejército británico del Mandato hacia 1948.

Esa situación no se originó de la noche a la mañana. Previamente el Gobierno Británico expresó lo que se denomina la "Declaración Balfour” que fue incorporada en el Tratado de paz de Sevres entre Turquía y el Mandato Británico de Palestina. Dicha declaración refiere al establecimiento en el territorio que quedará bajo mandato británico de un hogar nacional para el pueblo judío.

La Sociedad de las Naciones, que fue el organismo internacional creado tras la Primera Guerra Mundial instruyó expresamente a Francia para que en el espacio geográfico bajo mandato francés en Medio Oriente, se genere un Estado para la población cristiana, situación que dio lugar tras el accionar francés, en la división del espacio de su mandato a la creación de Siria como Estado con mayoría musulmana y el Líbano para la población cristiana.

La misma Sociedad de las Naciones, instruyó a Gran Bretaña para que se genere un Estado para la población judía. Como sabemos Gran Bretaña omitió cumplir el mandato recibido, dejando la situación indefinida durante toda la vigencia de la Sociedad de las Naciones. No fue hasta la creación de las Naciones Unidas que el tema se resolvió.

Puedo aquí escribir una serie de párrafos para que refieran lo que fue "la Shoá" (Holocausto) para el pueblo judío. La persecución, el exterminio sistemático, la negativa de casi todos los países en recibir a quienes huían de un régimen de discriminación, intolerancia y exterminio, pero no lo efectuaré atento a la extensión que debe tener este artículo, sumado a la dificultad que implica poner en palabras lo indescriptible.

Respecto al plan de partición, emitido desde la ONU, los judíos aceptaron el plan propuesto, a pesar de no estar de acuerdo con los términos de un reparto que hacían indefendible y poco viable el territorio asignado, pero los árabes lo rechazaron de inmediato.

En mayo de 1948 expiró el Mandato Británico de Palestina, los judíos proclamaron la independencia del Estado de Israel en su parte del territorio otorgada por el Plan de Partición de la ONU. Esta declaración provocó como reacción inmediata la invasión de los ejércitos de la alianza árabe, dando así inicio a la guerra árabe-israelí de 1948.

Al día siguiente de la Declaración de independencia del Estado de Israel en el territorio asignado por el Plan de la ONU para la partición de Palestina de 1947, los 5 estados árabes vecinos (Líbano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto), en disconformidad con dicho plan, le declararon la guerra al naciente Estado de Israel e intentaron invadirlo.

Dicha guerra intermitente que tuvo lugar durante el siguiente año y medio, provocó miles de desplazados. Grupos de árabes que habitaban la zona propia al estado israelí se retiraron de ella voluntariamente, a la espera del triunfo de los estados árabes vecinos, otros fueron obligados a desplazarse en el marco de la intensidad del conflicto bélico.

En forma paralela fue expulsada la población judía que habitaba en países árabes. Sólo durante la década del "50, unos 600 mil judíos orientales huyeron o fueron echados de territorios árabes y se refugiaron en Israel. El fenómeno tuvo intensidad diferente según los países, desde la confiscación de bienes y tierras a la persecución directa. El resultado en cualquier caso fue la liquidación casi total de las comunidades hebreas en países árabes.

Década tras década la comunidad internacional exhortó por la paz. Todo hombre de bien, desea una paz permanente en este espacio de Medio Oriente donde esperamos que dos Estados independientes puedan vivir fraternamente con el reconocimiento de los países que los rodean y de esa forma se pueda poner fin a este interminable conflicto donde los principales damnificados son los civiles.

Difícil es para el único estado de medio oriente que ostenta desde su creación una democracia ininterrumpida, uniformar posiciones en pos de su accionar en las negociaciones con la Autoridad palestina. Difícil es para esta última, consolidar su credibilidad cuando la franja de Gaza está gobernada por el grupo terrorista Hamas, más aún cuando es sabida la hostilidad existencial de Hamas contra el Estado judío al que, en su documento fundacional conocido como Pacto de Alá; juró eliminar. Igual de cierto es que el terrorismo y negacionismo iraní es una constante amenaza para la paz, no solo en medio oriente ante sus constantes manifestaciones sobre sacar a Israel del mapa, sino en el mundo entero. Basta mirar Buenos Aires el 18 de julio de 1994.

Pero a pesar de ello, después de 65 años la construcción de una paz permanente sigue siendo un desafío irrenunciable, una obra donde los actores edifiquen en base al diálogo como elemento insustituible y necesario para la construcción de la paz en esa región tan sensible al corazón de todos.

(*) Presidente de la Sociedad Israelita de Beneficencia de San Juan.