Al recordarse hoy el Día de la Antártida Argentina coincidente con los 109 años de su ocupación permanente, deseo rememorar las palabras del alférez de navío José María Sobral, el 19 de diciembre de 1903, a su regreso de la Antártida. El marino expresó: "Se oye decir con frecuencia, ¿qué interés puede tener una expedición polar? ¿Qué beneficio puede ella reportar a la humanidad?. Para unos, una expedición polar puede significar dinero, para otros solamente adelanto en la ciencia, para el profano en estas cosas, el saber a qué clase de formación pertenecen esas tierras, el conocimiento de su topografía, su fauna y su flora y, en fin, la completa geografía de ellas, no significa nada, es solamente una pérdida de tiempo y de vidas, y un montón de sacrificios inútiles. Y ante estas observaciones que no reposan en argumentos de valor, se impone la perplejidad, porque es imposible rebatir la tenacidad del incrédulo.

Tomemos posesión de esas tierras y dominemos esos mares, hoy inhabitados, pero que están en la misma latitud que otros en el Norte, donde florecen ciudades populosas… Pasarán los años, nuevas generaciones nos sucederán en el escenario de la vida, y cuando la población de mi país se cuente por centenares de millones, aquellos felices argentinos verán flamear su bandera en las poblaciones polares; y allá, cuando el "Sol de Mayo” se mire frente a frente con las auroras australes, los que contemplen ese soberbio espectáculo aclamarán a los hombres de la generación actual…

Los misterios que aquellos hielos encierran tienen que ser descubiertos, y ningún pueblo, cualquiera que sea su raza y su historia, puede competir ventajosamente con el argentino en esa soberbia empresa, que encumbrará el hombre de nuestra patria hasta inscribirlo con indelebles caracteres en la lista de las grandes potencias”.

Por otra parte, el contralmirante Laurio H. Destéfani, marino de profesión e historiador por pasión dijo que "El hombre nunca debe contentarse con la victoria adquirida; el éxito no sólo debe ofuscarle sino que debe darle nuevo aliento para atacar lo más difícil, porque precisamente en eso se encuentra el placer de la vida”.

Extenso sería el relato de sus estudios y de su contribución al conocimiento de Geografía y Geología de nuestro territorio. En la biblioteca familiar conocí sus principales libros: "El futuro de nuestra Armada”, "Sobre cambios geográficos, problemas de los Andes australes”, "La frontera argentino-chilena en el Canal de Beagle” y "Dos años entre los hielos”, entre otros. La sola mención de los títulos pone de manifiesto la visión de este argentino que comprendió el problema de su patria puesto en el meridiano de la historia. Son de actualidad cualquiera de estos temas. Su doctorado en Geología, Petrología y Mineralogía le permitió agregar a su profesión básica los elementos precisos para dejar una herencia de extraordinario valor.

(*) Escritor.