Si existía alguna duda de que Estados Unidos mirará cada vez más hacia Oriente -en vez de Europa o Latinoamérica- como era su prioridad comercial, varias noticias que pasaron casi desapercibidas en los últimos días deberían despejar cualquier interrogante al respecto.

Barack Obama dijo el 13 del corriente en la cumbre de 21 países del Asia-Pacífico, en Hawai, que "Estados Unidos es un país del Pacífico”, y que "ninguna región será más importante para determinar nuestro futuro económico a largo plazo que la región del Asia-Pacífico”.

En la cumbre, y en un viaje posterior a Asia, Obama inició conversaciones con Japón y otros países -incluyendo a Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Chile y Perú- para ampliar la Asociación de Países del Trans-Pacífico, que podría convertirse en el bloque comercial más grande del mundo. Poco antes de ese viaje, la secretaria de Estado Hillary Clinton publicó un artículo en la revista Foreign Policy, "El siglo del Pacífico de Estados Unidos”, afirmando que el futuro económico de EEUU dependerá de su capacidad de conquistar los mercados asiáticos. Además, un nuevo estudio sobre los intercambios estudiantiles de varios países con Estados Unidos -indicio de los futuros vínculos entre las elites empresariales y académicas- revelan que hay un enorme crecimiento del número de estudiantes asiáticos en universidades estadounidenses, y una caída de los estudiantes latinoamericanos. Según el estudio Puertas Abiertas, del Instituto de Educación Internacional, de Nueva York, los estudiantes asiáticos en las universidades de EEUU aumentaron 6% el año pasado, llegando a 462.000 estudiantes, mientras el total de estudiantes latinoamericanos cayó 2%, o unos 64.000 estudiantes. No es un accidente estadístico: el aumento de los estudiantes asiáticos se viene dando desde hace más de una década.

En 2010, el mayor número de estudiantes en EEUU fueron de China (158.000), India (104.000), Corea del Sur (73.000), Canadá (28.000), Taiwan (25.000), Arabia Saudita (23.000) y Japón (21.000), atraídos por el hecho de que las universidades estadounidenses encabezan los rankings mundiales y obtener un título allí es un pasaporte para un buen empleo en sus países.

¿Estas cifras no son un revés para el plan de Obama de aumentar a 100.000 el número de estudiantes latinoamericanos que vayan a Estados Unidos, y viceversa, para fines de esta década?, les pregunté a varios funcionarios. Fabiola Rodríguez-Ciampoli, del Departamento de Estado, me dijo que -debido a que el plan de Obama fue anunciado hacia el final del año académico 2010-, los primeros signos de su impacto se verán el año próximo. El presidente Obama hará anuncios específicos en la Cumbre de las Américas, en abril de 2012 en Cartagena, Colombia, agregó.

Se espera un sustancial aumento de estudiantes brasileños. Brasil becará a 75.000 universitarios para que sigan sus estudios en el extranjero, especialmente en ingeniería, ciencia y tecnología. Los funcionarios estadounidenses confían en que más de 45.000 del total de brasileños irán a universidades de EEUU en los próximos años, y que otros países de la región seguirán estos pasos para no quedarse muy atrás.

Mi opinión: Obama está procurando aumentar la presencia estadounidense en Asia tanto por el rápido crecimiento económico de la región como por el hecho de que Washington quiere contrarrestar el ascenso de China. Eso es comprensible, pero debería como mínimo mirar tanto hacia el Oriente como hacia el Sur. Estados Unidos exporta tres veces más a Latinoamérica que a China. Considerando que las economías latinoamericanas están creciendo, quizás no fue muy prudente autodefinir a EEUU como "un país del Pacífico”, excluyendo tácitamente a Latinoamérica y a Europa de la ecuación.