La atípica VII Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, pasará a la historia como un punto de inflexión en la política continental donde el pragmatismo se impuso a la retórica ideológica y el sentido común logró acercamientos impensados, sin dar lugar a las acusaciones cruzadas. Además, hubo asistencia plena con la presencia de Cuba, tras 53 años de ausencia, gracias al acercamiento del régimen con Estados Unidos, que a la vez sorprendió con el giro latinoamericano de Barack Obama.

Para la diplomacia fue el deshielo político más rápido de la historia, logrado en cuatro días de vértigo para completar una agenda donde hasta las tensiones entre naciones se postergaron con la promesa de tener "paciencia” para considerarlas más adelante, cuanto asomen las previsibles diferencias. Es decir, tanto en el recinto como en los foros, la Cumbre tuvo un balance mucho más positivo sobre las expectativas, en particular por el acuerdo de EEUU y Cuba para trabajar juntos una vez restablecidas las relaciones.

Los analistas atribuyen este triunfo de la lógica ante el fundamentalismo, a la situación económica mundial que lleva a replantear las posiciones antagónicas en busca de la integración y complementación de la globalización, como lo hicieron China y Vietnam con sus aperturas. Donde fue más notorio el nuevo enfoque fue en el foro empresarial previo a la Cumbre. Ante centenares de hombres de negocio del continente, el canciller de Cuba, Rodrigo Malmierca, reconoció el "papel activo y fundamental” del capital foráneo y ponderó los beneficios de invertir en la isla. Concretamente invitó a las compañías estadounidense a hacer negocios en Cuba, incluyendo en el sistema bancario, y puso una cifra: Cuba necesita inversiones anuales por 2500 millones de dólares a fin de garantizar un crecimiento económico sostenido. A la vez destacó el potencial científico local, la mano de obras especializada y las ventajas del turismo.

Que un funcionario comunista remarque el "papel activo y fundamental” del capital foráneo y destaque las posibilidades que brinda la nueva ley de inversión extranjera, que calificó de "clara y transparente”, habla a las claras del inicio de una nueva etapa. Hasta Venezuela fue eclipsada en su intensión de usar la Cumbre contra EEUU porque la diatriba esta vez no tuvo lugar.