Habitación de Mercedes, en la que falleció el General San Martín en Boulogne Sur Mer, 17 de agosto de 1850.

En cada ocasión que visito el Mausoleo del General San Martín en la Catedral de Buenos Aires, mi corazón se conmueve al estar frente a los restos mortales más gloriosos de nuestra Patria, los cuales están acompañados por las cenizas de los generales Tomas Guido (su amigo y confidente) y de Juan Gregorio de Las Heras (el héroe de Cancha Rayada) y con la custodia de dos Granaderos.

Nos recuerdan quienes estaban con el prócer, aquél sábado 17 de agosto de 1850 en Boulogne Sur Mer. Se levantó sintiéndose bien, como para vestirse e ir hasta la habitación de su hija, donde pidió que le leyeran los diarios. Tomó un poco de alimento e hizo poner tabaco en una caja. El Dr Jardón, su médico personal lo visitó en la mañana. El Libertador almorzó y conversó con quienes lo rodeaban. Sin embargo, alrededor de las 14 horas, fue presa de una gran agitación. Fue asistido por su médico quien pensó que se trataba de una simple crisis nerviosa, al expresar San Martín que se sentía mejor. Sin embargo, se advirtió que sus miembros inferiores se enfriaban rápidamente, razón por la cual, del sofá donde estaba, se lo puso en la cama de su hija, y dirigiéndose a Mercedes le murmuró "es la fatiga de la muerte”. Y, a su yerno, "Mariano a mi cuarto”. Finalmente el deceso se produjo en esa habitación, donde he podido soñar aquél momento. Allí se puede apreciar una réplica de la cama de su hija con una placa de madera que da testimonio de lo ocurrido ese tarde a las 15 horas, de Francia (10 horas de Argentina), tal como fue detenido el reloj que estaba en la habitación. Lo acompañaban además, sus nietas, su médico y Francisco Javier Rosales, encargado de Negocios de Chile en Francia. El día 18, Rosales y el dueño de la casa donde vivía San Martín, el Dr. Henry Adolphe Gérard, un destacado abogado de la localidad y bibliotecario de Boulogne, se dirigieron al alcalde. Solicitaban la autorización para depositar el cuerpo en una cripta de la Iglesia de Notre Dame. Que sus restos embalsamados serán depositados en un ataúd de plomo, el cual a su vez será contenido en otro de roble y todo dentro de otro de madera de pino, razón por la que las condiciones de salubridad estarán plenamente garantizadas. El Alcalde solicitó al Dr. Cousin, médico del Registro Civil, que dejara constancia que ha verificado que el cuerpo fue embalsamado de la forma descripta.

El sepelio se realizó en la mañana del día 20 de agosto a las 6 de la mañana, acompañando el coche fúnebre que los rodeaban 6 hombres con capas negras, el Dr. Mariano Balcarce, los Sres. J. P. Darthez, F. J. Rosales, José Guerrico, Felix Frías, A. Gérard y un vecino del mismo. El cuerpo de San Martín no fue repatriado de inmediato como él lo había pedido (mi corazón deberá descansar en Buenos Aires), no fueron obstáculos políticos los gobiernos de Rosas, Urquiza, Derqui, Mitre, ni Sarmiento. La única realidad que relata Balcarce, es que Mercedes, mientras viviera, no quería desprenderse de los restos de su padre. La hija de San Martín falleció en 1875, y de inmediato su yerno inició los trámites para que el prócer regresara a su patria. Luego de casi treinta años, los restos de San Martín llegaron a nuestro país. El Presidente Avellaneda al recibir los restos mortales dejó unas palabras para la posteridad: "La Argentina mostrará entre sus monumentos el sepulcro del primero de sus soldados. La República Argentina guardará los despojos del más glorioso de sus hijos, sombra del Gran Capitán; vuestro último voto se encuentra cumplido. ¡Descansáis en vuestra tierra!”.

Hoy 17 de agosto a las 14:20 horas, le rendimos homenaje en el Monumento Ecuestre del Parque de Mayo. Nos convoquemos, es una cita de honor.

 

Por el Dr. Miguel Ángel Licciardi
Presidente Asociación Cultural Sanmartiniana
Académico de Número del Instituto Nacional Sanmartiniano